Luego de agotar los artilugios discursivos para enmascarar el verdadero estado de la negociación. se impuso la realidad y la Argentina tendrá que pagarle este viernes al Fondo Monetario Internacional (FMI) US$ 2.700 millones para evitar caer en default con el organismo.
Las diferencias son sustantivas y en consecuencia, pese a las promesas oficiales, el acuerdo se demora y se acumulan los vencimientos.
La situación es tan delicada, tanto desde lo político como desde lo económico, que el Palacio de Hacienda buscó eludir la responsabilidad de tener que poner la cara ante el título: “Le pagamos al Fondo”.
Así, por la mañana voceros del ministerio de Economía dejaron filtrar lo inevitable: Argentina tiene que pagar el vencimiento con sus recursos, pero ningún funcionario se animó a pronunciar esa frase.
Curiosamente la confirmación oficial quedó en manos de la vocera presidencial, Gabriela Cerruti, quien abrió la conferencia de prensa que habitualmente ofrece los jueves con el anuncio.
“Mañana se va realizar el pago que le correspondía al Fondo Monetario Internacional (FMI) por US$ 2.700 millones que se pagará en parte con Derechos Especiales de Giro (DEGs) del Tesoro y en parte con yuanes de libre disponibilidad”, señaló.
Luego, ante una pregunta de la prensa en la que se solicitaban precisiones acerca del pago, la portavoz le pasó la pelota al Palacio de Hacienda: “Los detalles los da el Ministerio de Economía”.
Sin embargo, ningún funcionario de la cartera a cargo de Sergio Massa se prestó a la requisitoria periodística.
Incluso, minutos después de la declaración de Cerruti, Massa habló públicamente en un acto en la localidad bonaerense de San Andrés de Giles y evitó referirse al tema. Hasta el momento, el organismo multilateral no confirmó el pago.
De qué formas de pago había hablado el Gobierno
Primero se habló de un “pago parcial”, luego de un “pago simbólico” y finalmente de un “pago unificado” posterior al anuncio del acuerdo. La realidad demostró que ninguna de estas opciones era cierta y este viernes se desembolsarán US$ 2.700 millones que provocarán una caída en las reservas.
Cerruti –al igual que los voceros de Economía- intentaron instalar la idea de que “no se usarán dólares” lo cual es cierto desde el punto de vista técnico, pero no lo es desde la forma en que se computan las reservas del Banco Central.
“No se van a utilizar reservas ni va a ponerse en riesgo la acumulación de reservas”, dijo Cerruti contradiciendo la propia lógica económica con la que el BCRA informa su nivel de reservas diario.
Tanto los DEG como los yuanes que se usarán están valuados en dólares y computados como “reservas” y de allí que el balance del Central mostrará una fuerte disminución que lo dejará cerca de los US$ 27.000 millones.
Los DEG son la moneda del FMI y cuando el organismo realiza un desembolso tampoco “lo hace en dólares” sino en esa moneda que al final del día, Miguel Pesce, los anota como “reservas”.
En el caso de los yuanes de “presunta libre disponibilidad” (el convenio es secreto) los trascendidos indican que serían girados al FMI y que luego el organismo los cambiaría por DEG una operación que sería inédita y que tampoco el FMI ratificó.
Tras este pago comienza una nueva cuenta regresiva ya que el próximo viernes 7 de julio habrá un nuevo vencimiento por US$ 1.300 millones, sobre el que no se descarta algún tipo de prórroga al igual que sucedió con los que operaron la semana pasada.
Los puntos fuertes de la negociación
La negociación sigue empantanada en el nivel de tipo de cambio.
El FMI demanda una actualización de la cotización del dólar oficial en forma pareja y uniforme, mientras que desde Economía se proponen opciones parceladas como es el actual dólar agro.
El organismo no está dispuesto a seguir financiando importaciones a un valor de dólar irreal con la varita mágica del Ministerio de Economía decidiendo qué sectores pueden acceder a la cotización subsidiada.
En la rueda de este jueves el Banco Central vendió US$ 57 millones y acumula en junio pérdida por US$ 700 millones.