El presidente, Javier Milei, aseguró hoy que “no hay alternativa al ajuste” y a un programa de “shock” para lograrlo y admitió que el plan que pondrá en práctica impactará en forma negativa en los niveles de actividad, empleo, salario e indigentes a partir de un inevitable proceso de “estanflación”.
No obstante, aseguró que este “será el último mal trago para comenzar la reconstrucción de la Argentina”.
“Sabemos que la situación en el corto plazo empeorará, pero luego veremos los frutos de nuestro esfuerzo”, afirmó el mandatario.
Al dar su primer discurso como presidente de la Nación en las escalinatas del Congreso Nacional, Milei trazó un diagnóstico de la herencia que recibe y en ese marco afirmó que “no hay alternativa” a un plan de “ajuste” con “shock”.
Milei adelantó que en las “próximas semanas” se irán tomando medidas que “serán duras”, pero que sentarán las bases para “iniciar el camino de la reconstrucción”.
El presidente enfatizó que “luego de reacomodamiento macro, que será menos doloroso por la caída de Riesgo País y la contención que se dará desde el Ministerio de Capital Humado, habrá luz al final del camino”.
A su vez, en ningún momento hizo referencia a los dos temas centrales de su campaña electoral que lo llevaron a la presidencia: la dolarización y el cierre del Banco Central.
Milei puso en el estado de las cuentas públicas y subrayó que “ningún gobierno ha recibido una herencia peor que la nuestra”.
“El kirchnerismo, que en sus inicios se captaba de tener superávit gemelos, esto es, superávit fiscal y externo, hoy nos deja déficit gemelos por 17% del PBI”, indicó.
En ese sentido detalló que “de esos 17 puntos del PBI, 15 corresponden al déficit consolidado entre el Tesoro y el Banco Central. Por lo tanto, no existe solución viable en la que se evite atacar al déficit fiscal”.
Añadió que “de esos 15 puntos del déficit fiscal, 5 corresponden al Tesoro Nacional y 10 al Banco Central. Por lo que la solución implica, por un lado, un ajuste fiscal en el sector público nacional de 5 puntos del PBI”.
Milei prometió que “a diferencia del pasado, caerá casi totalmente sobre el Estado y no sobre el sector privado”.
En forma paralela remarcó que “es necesario limpiar los pasivos remunerados del Banco Central. Los cuales son responsables de los 10 puntos de déficit. De esta manera, se pondría fin a la emisión de dinero y con ello, a la única causa de la inflación empíricamente cierta y válida en términos teóricos”.
No obstante, insistió en que “dado que la política monetaria actúa con un rezago que oscila entre 18 a 24 meses, aun cuando hoy dejemos de emitir dinero, seguiremos pagando los costos del desmadre monetario del gobierno saliente”.
“Haber emitido por 20 puntos del PBI como se hizo en el gobierno saliente, no es gratis. Lo vamos a pagar en inflación”, reiteró.
Respecto del cepo cambiario dijo que “no solo constituye una pesadilla social y productiva, porque implica altas tasas de interés, bajo nivel de actividad, escaso nivel de empleo formal y salarios reales miserables que impulsan el aumento de pobres e indigentes, sino que además el sobrante de dinero en la economía hoy es el doble que había en la previa del ‘Rodrigazo’”.
Al respecto indicó que “para tener una idea de lo que eso implica, recordemos que el ‘Rodrigazo’ multiplicó por sies la tasa de inflación. Por lo que un evento similar significaría multiplicar la tasa de inflación 12 veces. Y dado que la misma viene viajando a un ritmo del 300%, podríamos pasar a una tasa anual del 3.600%”.
A este escenario le añadió que “dada la situación de los pasivos remunerados del Banco Central, la cual es peor que la que había en la previa de la hiperinflación de Alfonsín, en muy poco tiempo se podría cuadruplicar la cantidad de dinero y con ello llevar a la inflación a niveles del 15.000% anual”.
“Esta es la herencia que nos dejan: una inflación plantada del 15.000% anual, la cual vamos a luchar contra uñas y dientes para erradicarla”, enfatizó.
Para asociar este escenario a la situación actual indicó que “este número que parece un disparate, quiero que sepan que implica una inflación del 52% mensual, mientras que hoy mismo ya viaja a un ritmo, de acuerdo a estimaciones privadas, que oscilan entre el 20% y el 40% mensual para los meses entre diciembre y febrero”.
“Es nuestra máxima prioridad hacer todos los esfuerzos posibles para evitar semejante catástrofe que llevaría a la pobreza por encima del 90% y la indigencia por encima del 50%”, afirmó.
Frente a este cuadro de situación Milei fue tajante: “No hay solución alternativa al ajuste”.
Pero además de los desequilibrios macroeconómicos, se refirió a los desajustes de las tarifas de servicios públicos, que sostuvo son solo equiparables al desastre que dejó el kirchnerismo en el año 2015″.
Sobre el plano cambiario apuntó a la brecha entre el valor del dólar blue y el oficial que “oscila entre 150 y 200% niveles también similares a los que teníamos en el ‘Rodrigazo’”.
Añadió que “la deuda con importadores supera los U$S 30.000 millones, las utilidades retenidas a las empresas extranjeras alcanzan los U$S 10.000 millones”, mientras que precisó que “la deuda del Banco Central e YPF es de US$ 25.000 millones y la Tesoro US$ 35.000 millones”.
En consecuencia, concluyó que “la bomba en términos de deuda asciende a US$ 100.000 millones que habrá que sumar a los cerca de US$ 420.000 millones ya existente”.
“A estos problemas hay que sumarle también los vencimientos de deuda en pesos de este año que son equivalentes a US$ 90.000 millones y US$ 25.000 millones en moneda extranjera con organismos multilaterales de crédito”, siguió enumerando.
Milei afirmó que “con mercados financieros cerrados y el acuerdo con el FMI caído por los brutales incumplimientos del gobierno saliente, el roll over de deuda es por demás desafiante aún para el mítico cíclope”.
Justificó su decisión de aplicar una política de ajuste y shock porque “para hacer gradualismo es necesario que haya financiamiento. Y lamentablemente, tengo que decírselos de nuevo: no hay plata”.
“La conclusión es que no hay alternativa al ajuste y no hay alternativa al shock”, reiteró.
Frente a las medidas que se tomarán adelantó que “naturalmente impactará de modo negativo sobre el nivel de actividad, el empleo, los salarios reales, la cantidad de pobres e indigentes”.
“Habrá estanflación, es cierto, pero no es algo muy distinto a lo que ha pasado en los últimos 12 años. Recordemos que en los últimos 12 años el PBI per cápita ha caído 15% en un contexto donde acumulamos 5000% de inflación”, repasó.
Al finalizar la descripción y lo que vendrá prometió: “Este es el último mal trago para comenzar la reconstrucción de Argentina”.