El ministro de Economía, Sergio Massa, lanzará este miércoles el nuevo programa para la promoción de exportaciones denominado “dólar agro”, con el que buscará acceder a unos U$S 15.000 millones para reforzar las reservas del Banco Central y tratar así de surcar la grave y creciente crisis cambiaria.
Massa brindará los detalles de su nueva apuesta, en medio de la renovada presión del Fondo Monetario Internacional (FMI): en un inusual informe con los detalles de la última revisión sobre el programa comprometido por el gobierno de Alberto Fernández, los integrantes del board del organismo exigieron profundizar el ajuste para equilibrar las cuentas públicas.
Mientras que este martes también se conocieron las proyecciones del Banco Mundial con un diagnóstico sombrío para la economía de la Argentina: la entidad estimó que el país no crecerá en 2023 y también le envió una sugerencia al Gobierno nacional para tratar de torcer el rumbo.
Qué es el dólar agro
El nuevo dólar entrará en vigencia el 17 de abril y tendrá dos plazos. Uno para el complejo sojero y cerealero, la ventana para liquidar con un tipo de cambio preferencial será de 45 días y durará hasta el 24 de mayo. Para las economías regionales, se extenderá hasta el 7 de julio y abarcará cerca de una decena de producciones. Una vez alcanzadas esas fechas, la posibilidad de liquidar a un tipo de cambio más alto finalizará en forma definitiva.
El acuerdo alcanzado con los agroexportadores asegurará un monto mínimo de liquidación de divisas en ese período de 45 días. Y se estima que el valor de ese tipo de cambio rondará los 300 pesos, lo que implicaría una actualización de los 200 pesos del dólar soja 1 de septiembre y los 230 del dólar soja 2 de diciembre.
Todas las miradas se centrarán en la cotización que informe Massa para ingresar al nuevo programa. En Economía aseguraron que ese número se definió durante las múltiples gestiones que se desarrollaron en los últimos días.
En su reciente reporte, el Fondo bendijo la nueva jugada de Massa al señalar que apuntará a “fortalecer la balanza comercial” y “mejorar la administración y el cumplimiento de las importaciones para limitar la sobrefacturación, el almacenamiento y otras irregularidades, especialmente en el frente de los servicios”.
“La aplicación oportuna de estas medidas apoyará críticamente la acumulación de reservas y los objetivos asociados del programa, aunque se requerirán esfuerzos continuos para reducir las distorsiones a lo largo del tiempo. El personal evaluará si estas medidas prospectivas dan lugar a una nueva Práctica de Tipos de Cambio Múltiples o a una restricción cambiaria (...). En caso afirmativo, no deberían constituir una amenaza para la estabilidad macroeconómica. De ser así, no deberían sustituir a unas políticas macroeconómicas sólidas y su eliminación debería tener lugar a lo largo del período del acuerdo, a medida que las condiciones lo permitan”, dijeron los integrantes del staff del FMI en su evaluación.
En el extenso informe, de 111 páginas, se incluyeron reclamos directos para la administración de Alberto Fernández para cumplir con el programa que se definió a cambio de refinanciar la deuda de alrededor de U$S 45.000 millones que solicitó Mauricio Macri.
“El cumplimiento de los objetivos fiscales requerirá la implementación oportuna de medidas de alta calidad. Lograr el objetivo de déficit fiscal primario del 1,9 por ciento del PBI en 2023 requerirá esfuerzos decisivos para fortalecer el cumplimiento tributario, los controles del gasto y la focalización de los subsidios energéticos y la asistencia social. También se requerirán esfuerzos para abordar el mandato no financiado creado por la nueva moratoria de pensiones, incluso mediante la implementación de regulaciones destinadas a garantizar que el esquema se dirija a los jubilados con mayor necesidad. Estas acciones son necesarias para salvaguardar la estabilidad y la sostenibilidad de la deuda a mediano plazo, al tiempo que proporcionan espacio para el gasto en infraestructura prioritaria, especialmente los gasoductos”, apuntó el Fondo.
En la víspera de los anuncios oficiales, el Banco Central volvió a perder reservas: vendió U$S 49 millones para satisfacer la demanda del mercado. En tanto, el dólar CCL avanzó 0,7%, a $409,8; mientras que el MEP avanzó 1,4% y quedó en 402,4 pesos por unidad.
En la plaza informal, el denominado dólar “blue” cerró con un incremento de un peso, a $393 por unidad.