Lejos de los objetivos trazados por el Ministerio de Economía, la inflación en los insumos para la producción acelera a una velocidad que supera con amplitud el guarismo con el que arrancó el año.
Según un relevamiento efectuado por La Voz entre empresas fabriles de distintos rubros y de la construcción, los incrementos de precios fueron fuertes en enero, pero muestran una escalada aún mayor en febrero.
Sectores críticos para el índice precios al consumidor (IPC) como el de alimentos y bebidas, verifican en lo que va del segundo mes del año ajustes que se ubican entre el 5% y el 10%, aunque hay rubros que treparon por encima del 100%.
El escenario es grave dado que estos aumentos terminarán en el valor de los bienes finales de este mes y de marzo y se sumarán a la incidencia que tendrán en la inflación minorista los incrementos en el precio de la carne (cuya ponderación en el cálculo es significativa) y los combustibles.
Proa a los 3 dígitos
“En el caso que el IPC de febrero iguale o supere el 5,3%, entonces Argentina habrá regresado a la inflación de tres dígitos en la medición interanual”, señala el Ieral-Fundación Mediterránea. Lo que más preocupa es la aceleración del ítem Alimentos y Bebidas que pasó del 4,7% en diciembre al 6,8% en enero. ¿Cuánto marcará en febrero?
Ante una consulta por un formulario de WhatsApp, 45 empresarios de rubros industriales y de la construcción de Córdoba reconocieron que los aumentos en los precios no cesan. Casi el 70% indicó que en enero esos incrementos se situaron entre el 5% y el 10%. Otra parte señaló sin embargo que superaron el 10%.
En febrero, en tanto, ocho de cada 10 empresas dijeron haber recibido aumentos que van del 5% al 10%. Una fracción los ubicó en el escalón inferior.
Un factor decisivo en esos ajustes de los insumos, bienes y servicios que necesitan para producir es la restricción a las importaciones. “Afectan fuertemente los precios”, comentó un desarrollista, algo en lo que coinciden empresarios de otros rubros.
En dólares, más caros
Según el trabajo de los economistas Jorge Vasconcelos y Maximiliano Gutiérrez, del Ieral, “la inflación en dólares se explica por las restricciones a las operaciones de comercio exterior”. “Entre noviembre de 2022 y enero de 2023, el promedio de la suba de precios mayoristas importados fue de 8,23%, guarismo que anualizado alcanza al 158,4%”, indicaron.
Esa variación supera largamente a la del tipo de cambio, que fue cercana al 100% en el último trimestre. “Nuestro problema no es el precio, sino el desabastecimiento de insumos”, comentó un industrial del segmento metalmecánico.
En los insumos que se necesitan para la producción de alimentos y bebidas, hay un carnaval de aumentos de precios de insumos. En enero y febrero todo subió. Desde el azúcar (con entregas cuotificadas), pasando por jarabe de maíz, leche en polvo, carne y un largo etcétera. Hasta la sal, un producto de demanda inelástica que suele cambiar lentamente de valores, subió 6% en febrero.
En casos, los aumentos se ubicaron muy por encima de lo esperado. Por ejemplo, los colorantes alimenticios se incrementaron casi el 25% en dólares y el almidón, en igual porcentual pero en pesos. En las frutas que se necesitan para la elaboración de mermeladas, el ajuste llegó al 130%, indicó el responsable de una Pyme del sector.
Para las empresas de mayor tamaño, esa evolución es un verdadero problema por la pauta impuesta en el programa Precios Justos, del 3,4% mensual. “Hay aumentos importantes, por ejemplo en salarios. En insumos, plásticos, envases, cartones, vienen por arriba de eso. El azúcar también por arriba de lo autorizado. Todos esos aumentos de costos no pueden ser trasladados por las directivas a las cadenas para que no reciban listas con incrementos”, resumió Ercole Felippa, de la Cámara de la Industria Láctea (CIL).
En cambio, las que operan en circuitos barriales cuentan con algún margen mayor, siempre a riesgo de quedar fuera de mercado.
Junto con esos aumentos corrieron también los vinculados con el packaging necesario para comercializar los productos. “Sólo vidrio y cartón subieron 4% y 6% en el mes, el resto un 9%”, indicó la fuente. “Todo sube más que la inflación”, agregó.
Una láctea de Villa María elaboradora de quesos puntualizó que el film plástico para envasar al vacío trepó el 10,2% y el cartón, en su caso, el 9%.
La construcción lo sufre
En el rubro de la construcción, los aumentos en enero y febrero también están a la orden del día. Metales, cemento, caños, chapa, hierro, alambres, áridos, vidrios y servicios, como los necesarios para el transporte y el movimiento de sueltos, subieron sin pausa.
Las placas de yeso, por ejemplo, treparon el 12%, los vidrios el 6%, el mármol, vinculado a la importación, el 12%. Y hay elementos que directamente se despegaron de las listas en pesos, como los materiales eléctricos que a nivel mayorista pasaron a cotizar a dólar MEP ($355 el viernes pasado). El cobre subió 10% en un mes.
A quienes producen áridos, por ejemplo, les pega en el corazón de la actividad el incremento en el valor del gasoil, además de elementos como filtros de combustibles y repuestos para la maquinaria, explicó un empresario del rubro de la minería extractiva.
Telas, cauchos y cueros también están en el ojo de la tormenta, dijeron empresarios del calzado, lo cual augura un inicio de temporada con traslados a los precios.
Tasas y salarios
Hay dos factores que marcan, asimismo, la agenda de incremento de los costos que no son bienes físicos. Uno es el aumento de la tasa de interés bancaria para operaciones descalzadas. “Es imposible mantener una Pyme que para vender debés dar plazos de 30 a 45 días en la cobranza. La ganancia se pierde mes a mes”, indicó el propietario de una fábrica de golosinas.
El otro elemento son los incrementos salariales ya acordados y los que comienzan a negociarse. En la construcción, por ejemplo, se prevén aumentos del 8% en febrero y 5% en marzo. En la alimentación este mes debe pagarse un 12% de remunerativo. En esa línea, la mayor parte de las actividades registran ajustes para acompañar a la inflación. Todo terminará en precios.
Con este panorama, algunos empresarios cordobeses no tienen dudas: “Seguramente, el mejor pronóstico posible sería que la inflación continúa entre el 5% y el 6%”. El temor, como indicaron los economistas del Ieral, es que termine por encima de esa variación.