Aunque con dinámicas distintas, los motores de la actividad económica del país cerraron el primer semestre en una profunda recesión y abren interrogantes sobre la pregonada reactivación.
El Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) confirmó el pasado jueves fuertes caídas en los niveles de producción industrial y de construcción en el acumulado entre enero y junio.
En tanto, los datos que ya se conocen de julio permiten suponer que en el inicio de la segunda parte del año se vislumbra un cambio de tendencia pero aún resta confirmarse.
El órgano estadístico informó que la producción manufacturera cayó en junio 20,1% en forma interanual. Con este resultado el primer semestre cerró con un retroceso de 16,1%. Junio de 2024 resultó el decimotercer mes consecutivo con resultado en rojo para el sector industrial. El otro dato sobre el que hay que poner la lupa es la contracción de 1,6% respecto de mayo, ya que se profundizó la merma luego de 0,3% mayo/abril y del 0% abril/marzo.
Siempre de acuerdo al trabajo oficial, los 16 rubros relevados dieron resultado negativo contra el primer semestre del año pasado. Cabe aclarar que en este contexto la menor caída se dio en “Refinación de petróleo” con apenas 1,2%, que hubiera dado positivo en caso de una mejor performance de “asfalto” que se desplomó 50% por la paralización de la obra pública. Por su parte, “Alimentos y bebidas” en el global cayó 7,8% pero el subconjunto molienda de cereales subió 24,5%, siendo el único segmento de este rubro al alza tras superarse la sequía.
Cuando el Indec les consultó a los industriales sobre las expectativas para el tercer trimestre solo el 12% espera que la demanda mejore y por ende aumente su actividad. Ese porcentaje había sido de 10% en la muestra anterior cuando se preguntó por el período junio/agosto.
Con relación a la construcción los números generales son aún peores, pero con algún atisbo de reversión de abril a junio.
El Indec señaló que la actividad cayó en junio 35,2% y en los seis primeros meses del año 32,7%. La debacle se adjudica plenamente a la paralización de la inversión de la Nación en obra pública.
Pero a diferencia de la industria, el segundo trimestre dio algunas señales positivas ya que junio terminó 2,7% por encima de mayo sumando tres meses consecutivos de incremento (6,9% mayo/abril y 2,3% abril/marzo). De allí que los comportamiento de ambos sectores tengan un perfil diferente.
A esto hay que sumar que se recortó la caída en los pedidos de edificación. Los datos de mayo muestran una merma de 8,1% cuando apenas dos meses antes había sido de 39%.
Las expectativas pasan por una reactivación de las obras públicas a partir de los convenios de traspaso que se han hecho entre la Nación y las provincias. Además comenzaron a reactivarse líneas de crédito de organismos multilaterales para determinados proyectos. En ese combo, más la mejora general de la economía se encuadra el optimismo para la segunda parte del año.
Números de julio
Las cifras definitivas de julio serán comunicados por el Indec en los primeros días de septiembre. Los datos individuales que están anticipando diferentes asociaciones y entidades privadas “orejean” algunos indicadores más auspiciosos.
La producción de automóviles informada por Adefa mostró un alza de 38,7% respecto de junio, aunque aún se encuentra 9,8% por debajo del mismo mes del año pasado. El sector aumentó la exportación en 35,7% intermensual con una retracción de 1,2% en forma interanual.
Por su parte, los despachos de cemento mejoraron 25,9% comparando con junio, pero aún se mantienen 14,4% por debajo de julio de 2023.
A su vez, la venta de insumos de la construcción comunicada a través del Indice Construya registró una recuperación de 12,9% en el mes, manteniéndose 16,5% por debajo de un año atrás.
En otro orden, el Banco Central informó que el otorgamiento de crédito al sector privado el mes pasado aumentó un 12%, lo cual es una muestra de mayor demanda de pesos que debiera redundar en mejor consumo.
Si bien este es un conjunto de datos a favor, aún no hay certezas para afirmar que se transita con solvencia hacia la plena reactivación de la economía.
El dato más contundente en ese sentido es el de la recaudación tributaria, que en julio tuvo una baja de 9%, mostrando entre sus principales componente números negativos en lo que refiere a consumo y seguridad social (asociado a los ingresos de las personas).