Mirá el capítulo de Historias y leyendas de los pueblos de Argentina
Durante algunos años, el Gran Hotel Viena fue el más importante de la localidad cordobesa de Miramar de Ansenuza, situada en la costa de la laguna Mar Chiquita, también llamada Mar de Ansenuza.
En manos de una familia inmigrante alemana, la construcción del lujoso complejo −que demandó una inversión cercana a los 25 millones de dólares− comenzó en 1941 y finalizó en 1945.
Concluida la obra, el hotel de cinco estrellas pasó a tener 84 habitaciones que disponían de comodidades y servicios totalmente avanzados para la época y el lugar, en donde apenas residían 1.600 habitantes. La mayor parte de los materiales fueron traídos desde el exterior, al igual que los costosos generadores Deutz, que le otorgaban al establecimiento una mejor iluminación que la que tenía en aquel entonces el resto del pueblo. Viajeros europeos llegaban desde distintos puntos del Viejo Continente para hospedarse en él, atraídos por las propiedades curativas atribuidas al Mar de Ansenuza.
El Viena permaneció abierto por un breve período, hasta que bajó sus persianas en 1946. Cuentan que entre ese año y 1948 se llevaron a cabo visitas secretas. El único que se quedó viviendo allí fue el jefe de seguridad Martín Kruegger. Estuvo en el lugar hasta el momento de su fallecimiento, que ocurrió en el hotel mismo.
Durante algunos veranos y hasta la década del '80, la residencia fue administrada por distintas personas que, en el intento de recuperar su brillo inicial, reinauguraban unas partes por la temporada estival. En 2003, la construcción sufrió averías a causa de una crecida de las aguas saladas de la laguna y su subsuelo permaneció inundado por años.
En la actualidad, el mítico y abandonado hotel funciona como un museo. El espacio, cuyo deterioro evidencia su antigüedad, se encuentra en restauración a cargo de la Asociación Civil Amigos del Gran Hotel Viena. Desde 2005, la entidad busca recomponer el sitio y reabrir salas para que su historia, que "se resiste a morir" a través de la tradición oral y las visitas, perdure en el tiempo.
Hay distintas teorías que relacionan al hotel con el nazismo, aunque nunca se comprobaron y los dueños rechazan la vinculación de sus antepasados con el régimen nacionalsocialista. En este sentido, se hilvanó una serie de versiones a partir del origen germano de la familia fundadora. Los turistas suelen asombrarse tras recorrer el complejo vacacional y tomar conocimiento de la sospecha de que jerarcas nazis elegían descansar en él, entre los que podría haberse encontrado el propio Adolf Hitler.
Pero los misterios que rodean al hotel son el principal atractivo turístico. La supuesta presencia de fantasmas que deambulan por los enigmáticos rincones del edificio en ruinas y la aparente existencia de episodios sobrenaturales retroalimentan la creencia, ya instalada desde hace tiempo en muchos habitantes y visitantes, de que el ahora museo está habitado por cierta actividad paranormal. La leyenda del espectro del guardia fallecido y su historia de amor es una de las más emblemáticas.
Un halo misterioso y una historia romántica
Muchos son los que creen que el hotel está embrujado. "Para mí, tiene vida propia", sostiene Patricia Zapata, guía del museo Hotel Viena, que durante seis años encabezó visitas guiadas nocturnas por el edificio. Hoy, estos recorridos ya no se realizan, pero Zapata recibió al equipo de Vía País en un encuentro exclusivo, en el marco del proyecto Historias y Leyendas de Pueblos de Argentina, que busca dar a conocer secretos y creencias populares en distintos enclaves del país.
"Va más allá de cómo sale la luz en una foto o lo que aparece en ella. Una energía distinta recorre las habitaciones", afirma la guía, y añade: "Están quienes creen y quienes no lo hacen. La compañía se siente en todo momento del día, no solo a la noche".
Zapata recuerda a Martin Kruegger, el alemán de suma confianza que los dueños dejaron a cargo del hotel cuando éste cerró por un tiempo. Al parecer, el guardia murió en el mismo edifcio del hotel. No hubo autopsia y fue enterrado en el cementerio de la vecina localidad de Balnearia. "Hay gente que cuenta que escuchó sonidos en este cuarto y vio sombras, posiblemente de él o de la mujer", explica, en referencia al supuesto romance con una mujer de nombre Anna.
Tanto pobladores como turistas aseguran haber fotografiado imágenes fantasmagóricas como así también haber sido testigos de acontecimientos esotéricos. Incluso, varios se atreven a decir que oyeron ruidos extraños, que experimentaron una sensación especial y hasta que observaron figuras al caminar por los pasillos desérticos del hotel.
Para constatar todo esto, programas de televisión de cazadores de fantasmas viajaron desde distintos sitios para recorrer las instalaciones y registrar la presencia de las almas que ya partieron de este mundo. Hasta Discovery Channel filmó allí un documental. También, algunos artistas lo utilizan como escenario de películas, cortos, campañas y demás producciones. Ricardo Arjona grabó el videoclip de su canción Puente en el Hotel Viena.