El 2 de diciembre de 2010 la FIFA anunciaba que Qatar sería la sede del Mundial 2022. Ese día cambiaría la historia del pequeño país árabe, que comenzó a transformarse para recibir al evento deportivo más importante del globo y a cerca de 1,5 millones de visitantes.
Los qataríes destinaron todos sus esfuerzos y recursos a preparar la ciudad de Doha. Las imágenes del lujo de sus hoteles cinco estrellas, sus centros comerciales extravagantes y sus playas cristalinas comenzaron a conocerse en el resto del mundo. Así comenzó a posicionarse en la misma línea que Dubái, que hasta entonces era el destino turístico por excelencia del Golfo Pérsico.
Durante los últimos 12 años la demanda de mano de obra tuvo un aumento sin precedentes; se construyeron decenas de hoteles, ocho estadios de primer nivel y atracciones de todo tipo.
También los suburbios de Doha crecieron: al sur se construyeron complejos con cientos de edificios idénticos que los mismos qataríes denominaron “ciudades” (madinat, en árabe). Allí se alojarán al menos 20 mil hinchas; luego del Mundial, se espera que se pongan en alquiler para residentes.
Hacia el norte, el municipio de Lusail se transformó en una zona céntrica, con altos edificios, paseos, centros comerciales y, claro, el estadio donde se disputará la gran final.
Pero el color del Mundial llegó en 2022, cuando las plazas se llenaron de banderas y las calles con pantallas que muestran cuentas regresivas. Durante un viaje en auto por la ciudad se pierde la cuenta de la cantidad de gigantografías ubicadas en los rascacielos, donde aparecen los mejores jugadores de cada país; estos fueron colocados en distintas etapas y para la última dejaron a Cristiano Ronaldo, a Mbappé y a Lionel Messi, quien finalmente “apareció” en un icónico edificio del centro de la ciudad este miércoles.
Además, cada día la ciudad se llena de color rosa y verde cuando decenas de micros de la FIFA salen de sus parkings como en una procesión, con el objetivo de ensayar sus recorridos que harán cuando lleven a los hinchas a los estadios.
La ciudad se transformó, se “vistió” de fútbol, y es imposible olvidar que está por llegar la gran fiesta: Qatar dejó de ser Qatar para transformarse en “el país del Mundial”.
A contrarreloj… Pero justo a tiempo
Qatar demostró que aunque se disponga de una decena de años para transformar una ciudad, hasta el último día van a seguir apareciendo nuevos proyectos, construcciones e innovaciones.
Por ejemplo, las Katara Towers comenzaron a construirse en 2014 y se volvieron una insignia del territorio qatarí. Sin embargo, además del hotel de lujo y los apartamentos que alberga en su interior, más tarde se decidió añadir una isla artificial para deportes náuticos y parques acuáticos, motivos por los cuales la zona de las torres sigue cerrada al tránsito y abrirá sus puertas apenas días antes del Mundial.
También varios hoteles cuyas construcciones estaban terminadas comenzaron a funcionar recién entre septiembre y octubre. En los meses previos no tenían huéspedes, por eso, sus cientos de empleados se dedicaban exclusivamente a realizar trainings.
Todas las atracciones y lugares de ocio fueron renovados y volvieron a abrir sus puertas en el último mes: las playas turísticas y las pagas, los parques temáticos y los paseos frente a la costa. Algunos centros comerciales se expandieron -otros se quedaron en el intento, como es el caso del Place Vendome Mall- y las tiendas dentro de ellos renovaron sus fachadas.
A su vez, las calles principales fueron pavimentadas nuevamente para que en la ciudad los autos no se encuentren con un solo bache; la empresa responsable del Metro, principal transporte público de Doha, desplegó cerca de cien nuevos vagones (que tienen pelotas de fútbol en el techo) y se añadieron nuevas líneas de colectivos para resistir a la alta demanda.
El significado de “Now is all” dentro del Mundial de Qatar 2022
Mientras tanto, la zona de la Universidad de Qatar se prepara para recibir específicamente a las selecciones de Argentina y de España: renovaron las rutas hacia las diferentes entradas; las veredas y los muros; remodelaron las piletas de natación y las instalaciones de los hostels donde vivirán los jugadores. Además, añadieron un mural de Argentina que dice “Campeón de América”, colocaron una gigantografía con fotos de los jugadores en la entrada y un cartel en español que dice “Bienvenida Argentina”.
Dentro del campus universitario también se decoraron todas las calles con carteles que dicen “Now is all”, frase de cabecera del Mundial y que refleja literalmente la atmósfera que se vive en Doha: luego de 12 años de preparación, llegó el momento y “el hoy lo es todo”.
Para el gobierno qatarí, el Mundial “representa un evento excepcional cuya importancia no se limita a las competiciones de fútbol, sino que encarna los objetivos que Qatar estableció en su Visión Nacional 2030″, que incluyen la diversificación económica, el apoyo a iniciativas ambientales, el desarrollo humano y el progreso social. Sin embargo, lo que se vive en las calles de Doha no es otra cosa que la ansiedad pura por recibir a la más grande fiesta del fútbol en una “ciudad 2.0″.