De un país sin tradición al sueño mundialista: la historia del argentino que llevó el hockey sobre hielo donde nadie lo imaginaba

Juan Mandayo, el argentino que se enamoró del hockey sobre hielo, y desde entonces lucha por llevar la celeste y blanca a lo más alto del mundo en este deporte, tanto dentro como fuera de las pistas de patinaje.

De un país sin tradición al sueño mundialista: la historia del argentino que llevó el hockey sobre hielo donde nadie lo imaginaba
La historia de Juan Mandayo: cómo un chico de GEBA terminó llevando el hockey argentino al mundo.

Juan Mandayo tenía solo ocho años cuando un amigo del colegio lo invitó a patinar por primera vez. Fue en el Club Muni (Club Ciudad de Buenos Aires), y desde ese instante quedó fascinado con la sensación de deslizarse sobre ruedas. “Me encantó al instante”, recuerda en diálogo con Vía País sobre sus inicios en el hockey.

El Club GEBA (Club de Gimnasia y Esgrima de Buenos Aires), donde su familia era socia, se transformó en su primer hogar deportivo. Lo que vino después fue una vida entera atravesada por el patín, el esfuerzo, el hielo… y una pasión que a casi 30 años hoy no se apaga.

Pasión, hielo y camiseta: la vida de Juan Mandayo detrás del hockey argentino.
Pasión, hielo y camiseta: la vida de Juan Mandayo detrás del hockey argentino.

Del hockey amateur a llevar la camiseta argentina

En su infancia, soñaba con ser jugador profesional, ya sea de fútbol o de hockey. Pero fue el roller hockey (un deporte con características similares al hockey sobre hielo) el que capturó su pasión más profunda. “Empecé a jugar en Peru Beach (cerca de Barrancas de Belgrano), allá por 1995, y me convocaron a una preselección para ir a los Panamericanos de Atlanta 1996”, recuerda. Ese fue el punto de inflexión en su vida. “En esa primera aproximación a poder representar a Argentina fue cuando empezó mi locura por desarrollarme como deportista y como promotor del deporte”, recuerda.

La experiencia más impactante llegó en 1998, cuando Juan Mandayo disputó su primer Mundial con la Selección en Eslovaquia. “Viajar y competir contra los mejores profesionales del deporte fue increíble”, cuenta.

Pero no se quedó solo con el rol de jugador. En 1997, impulsado por la falta de estructura para desarrollar el hockey sobre hielo en el país y motivado por el entonces secretario de Deportes, Hugo Porta, fundó la Asociación Argentina de Hockey sobre Hielo y en Línea (AAHHL). Esa decisión fue clave: permitió que Argentina ingresara a la Federación Internacional de Hockey sobre Hielo (IIHF) y, poco después, organizara su primera clasificación mundialista para el hemisferio sur.

Con el tiempo, Mandayo pasó de ser jugador a ponerse también del otro lado de la línea como entrenador del equipo nacional B.
Con el tiempo, Mandayo pasó de ser jugador a ponerse también del otro lado de la línea como entrenador del equipo nacional B.

El sueño de llevar a la Argentina a lo más alto en el hockey

Hoy, Mandayo enfrenta un nuevo desafío: ser entrenador y captador de talentos argentinos en el exterior. “Es, en muchos sentidos, remar contra la corriente”, admite. Pero también encuentra sentido profundo en cada paso que da. “Argentina no es un país con tradición en deportes de invierno. Las pistas son pocas, los recursos limitados, y el conocimiento sobre hockey sobre hielo, escaso. Pero quizás por eso, cada logro tiene un valor inmenso”.

Uno de sus grandes hitos fue la creación de la Asociación Argentina de Hockey sobre Hielo y en Línea (AAHHL), que logró afiliarse a la Federación Internacional y abrió la puerta a que más jugadores locales pudieran competir en el exterior.
Uno de sus grandes hitos fue la creación de la Asociación Argentina de Hockey sobre Hielo y en Línea (AAHHL), que logró afiliarse a la Federación Internacional y abrió la puerta a que más jugadores locales pudieran competir en el exterior.

Su misión consiste en identificar jóvenes con raíces argentinas que se están formando en países como Canadá, Estados Unidos o Europa, y despertar en ellos el deseo de vestir la camiseta celeste y blanca. “Muchos no saben que existe una selección nacional. Pero cuando un chico en Toronto o Estocolmo se pone por primera vez la camiseta argentina, todo cobra sentido. No estás solo formando jugadores: estás recuperando identidad, estás construyendo comunidad”.

El rol de entrenador, para Mandayo, va mucho más allá de lo táctico. “Hay que ser mentor, psicólogo, motivador. Hay que unir realidades distintas, crear sentido de pertenencia y proyectar un futuro colectivo”, explica.

En ese camino, transmite a los más chicos los valores que el deporte le enseñó: la importancia de divertirse, la constancia para superar la frustración, y el aprendizaje que va más allá de las pistas. “Solo con constancia uno va superándose. Y el deporte te lo muestra mucho más rápido”, asegura.

Con orgullo, también destaca algo único de Argentina como lo son los clubes: “Esa estructura no existe en muchos lugares del mundo. Nos permite tener potenciales atletas en cada rincón del país, desde Ushuaia hasta Salta. Muchos niños, aun sin jugar al hockey al 100%, se están formando físicamente en esos espacios”.

Más allá de su carrera como jugador, Juan ha sido una pieza clave en el desarrollo a largo plazo del hockey en la región.
Más allá de su carrera como jugador, Juan ha sido una pieza clave en el desarrollo a largo plazo del hockey en la región.

Juan Mandayo sueña en grande. Su máximo anhelo es ver a Argentina competir en unos Juegos Olímpicos de Invierno. “México ya está más avanzado, por su cercanía con Estados Unidos. Pero nosotros tenemos algo que no se compra: pasión”, señala.

A quienes dan sus primeros pasos en el hielo o sobre ruedas, les deja un mensaje lleno de esperanza y amor por lo que hace: “Es el mejor deporte del mundo. Ahí van a conocer a sus mejores amigos y a vivir las experiencias más lindas de su vida”.