La Fe no tiene límites y esto quedó demostrado en el único sacerdote que tiene actualmente la localidad de Esquina, el padre Juan Carlos Mendoza, quien llegó hasta el paraje El Malezal, distante a unos 10 kilómetros de Malvinas en canoa y a caballo.
"Nunca viví esta experiencia. Por primera vez manejé la canoa con el remo, me sentí muy feliz y a la vez con un dolor inmenso y una gran impotencia de saber que todavía hay personas que viven aisladas del mundo", contó emocionado.
El 13 de junio es el día de San Antonio de Padua y como allí hay una capilla con ese nombre, vivió tres intensos días junto a esa comunidad para orar y dar misa para los 50 alumnos que asisten diariamente a la Escuela 271.
"Desde paraje Malvinas fueron dos horas en canoa, un poco paleando con una tacuara para mover el bote y otro caminando en la parte donde el estero es bajo. No veíamos mas que agua, cielo, malezal y juncos", contó a Vía Corrientes.
La travesía comenzó el miércoles pasado a las 9. Se embarcó junto a un diácono de Esquina, un hombre conocedor de la zona y fueron a vivir tres días a la escuela. "Cuando llegamos nos recibieron seis maestros y 50 alumnos que en su mayoría solo hablan guaraní. Afortunadamente sé el idioma por lo que me resultó muy fácil comunicarme con ellos", describió el sacerdote.
Los maestros van los lunes y viven allí hasta el viernes, donde regresan a la ciudad de Esquina para volver a ver a sus familias por dos días. En la escuela hay 70 niños inscriptos pero 50 van todos los días ya que allí comen, desayunan, almuerzan y para muchos es la única comida del día.
Tienen pantalla solar pero no tienen agua potable, por lo que tratan de hacer rendir los bidones de agua mineral. Para la comida van en busca de agua de un río cercano y al hervirla les sirve para consumir.
"Los maestros sí que hacen patria en ese lugar. No sólo son docentes, también cocinan, limpian y son padres de esa gran familia que vive en el paraje", agregó. Diariamente las aulas se transforman en habitaciones y viceversa, "todo es precario pero el amor es gigante", aseveró el Padre.
En la zona hay una población de 30 familias donde los ranchos están hechos de paja, barro y plástico. Fueron desbastados por todas las inundaciones, la última de ellas en enero donde los dejó casi sin nada.
Apelan a la solidaridad de las personas ya que necesitan canoas más reforzadas para los seis maestros y para movilidad de los pobladores. Sumado a que no está demás la donación de alimentos no perecederos, útiles escolar y vestimenta. Para ello comunicarse con Juan Carlos al 3777360535.