Giuliana Alercia, una mujer de la localidad de Falda del Carmen denunció que en las últimas horas su familia fue víctima de un asalto comando perpetrado por tres hombres armados que irrumpieron en la vivienda, los mantuvieron tres horas de rehén y escaparon llevándose una camioneta en donde cargaron hasta la comida que había en el freezer.
El hecho ocurrió cuando la mujer llegó a su casa con su hija, en una vivienda que dos meses atrás ya había sido blanco de un robo. “Más o menos 1.30 de la madrugada llegamos a casa, me apuntan con la cabeza. Me llevan hacia adentro cuando habían tres personas más, un hombre de 40 años, otro de 20 años, otro de treinta y pico, todos armados preguntándome. Donde está la plata, donde está la caja fuerte. Tres horas estuvimos de rehenes”, expuso la dueña de casa a Cadena 3.
“Uno era agresivo, nos amenazaba y los otros buscaban efectivo cuando revolvieron todo y no encontraron nada. Hasta la parrilla del asador cargaron. Cargaron todo lo del freezer. Muchas cosas. Una camioneta Amarok que termina en 062, es blanca, se robaron la camioneta con todas las cosas adentro”, agregó en llanto.
Hasta la tarde del viernes no se había informado sobre detenidos a raíz de este violento hecho en la localidad aledaña a Córdoba capital.
SÁNDWICHES Y LA BROMA DE UNA SERENATA
“No sabes en qué puede terminar, si te meten un tiro por atrás o te terminan violando”. El crudo relato de Giuliana, cuando los cuatro ladrones armados sorprendieron a ella y a su madre en su casa de Falda del Carmen.
Uno de los malvivientes obligó a su madre a bajar de la camioneta y la golpeó en la cabeza. Las encerraron en un baño y aunque no las maniataron había un ladrón armado sentado junto a ellas controlándolas. Además, detalló que “había uno afuera y otros dos adentro de la casa”.
“Plata no había porque hace tres meses atrás nos entraron a robar y ahí se llevaron todo”, explicó la víctima. “No solo invaden tu privacidad sino que se dan el lujo de ponerse a comer en tu cocina”, se indignó, porque los asaltantes se prepararon sándwiches y los comieron en la cocina.
“Cuando se iban, uno desenfundó una guitarra criolla y nos dijo ‘les voy a cantar una serenata para que se calmen’. Se llevaron la llave de la casa y del portón, no tenemos certeza de quedarnos acá”, completó el relato del horror que vivieron.