Los siniestros viales en Córdoba son una problemática que se cobra centenas de vidas al año. Las causas son múltiples, pero muchos de ellos son evitables. En esta veta interviene la fusión entre Fundación Visión Cero y el proyecto CEA20, dos grupos de vecinos que concientizan a conductores o futuros conductores, a través de la educación cívica y emocional.
Bajo las propuestas de charlas de concientización escolar, campañas audiovisuales y documentos de reformas, ambas organizaciones encaran un mismo objetivo: generar conciencia a la hora de conducir. “El riesgo de la multa no nos sirve, este es el menor de los problemas. El verdadero riesgo es el de perder la vida”, sostiene Guillermo Pacharoni, presidente de Visión Cero, en diálogo con Vía Córdoba.
FUSIONARSE PARA CONCIENTIZAR CONDUCTORES
Visión Cero nació hace más de cinco años, cuando un grupo de vecinos se reunieron para participar en proyectos relacionados a la seguridad vial. Al ser este un tema de orden público, en su generalidad, la organización se orientó a brindar charlas con dos claros objetivos: generar concientización a través de la percepción de riesgo y ser una fundación de propuestas, reformas y modificaciones.
“Nuestra fundación parte de que el siniestro va a existir y que podemos tolerar que exista. Pero lo que no podemos tolerar es la muerte o la lesión grave”, recalcó Pacharoni.
En paralelo, CEA20 está representado por Gabriela De Mattia y Giuliano Bonaveri, madre y hermano de Lautaro Bonaveri, un joven que perdió la vida en un siniestro vial, al regresar de un boliche de zona norte. A partir de esa tragedia, la familia decidió actuar para evitar el “alcohol al volante”.
A partir de esta premisa, reunieron fuerzas y, en 2023, ambas organizaciones se fusionaron en una. “Somos ciudadanos en acción aportando para mejoras de automotrices y campañas de concientización”, recalcó Giuliano Bonaveri.
CONDUCTORES ADOLESCENTES, UN PÚBLICO AL QUE SE BUSCA RE-EDUCAR
En 2023, ambas organizaciones han encarado una decena de charlas y capacitaciones en diferentes instituciones de la ciudad. Es por eso que destacan que los adolescentes tienen un pleno conocimiento de las normas viales, pero los jóvenes reconocen que el cumplimiento no es habitual. “Nadie se cuida de un riesgo que cree que no le va a pasar, entonces eso impide el cambio”, señala Pacharoni.
A partir de allí, comienza el trabajo de los equipos. “Tenemos un taller que se llama ‘Bienvenido a la jungla’ y durante una hora los chicos experimentan y juegan con el fin de generar disparadores que provoquen su reflexión y el clic para un cambio de conducta”, precisó el referente.
Y apuntó: “Los riesgos son objetivos, están y en la medida que más te des cuenta, vas a poder salir de esa situación. Hay un bolillero en Argentina que todos los días saca entre 15 y 20 bolillas, y la única forma de salir de ahí es darte cuenta y cambiar tu conducta”.
SINIESTROS FATALES, UNA PROBLEMÁTICA QUE URGE SOLUCIONES
Tras la pandemia, los números confirman un aumento preocupante de los siniestros viales fatales. Al respecto, Pacharoni asocia esto a la falta de conciencia al volante. “Los pocos estudios que hay demuestran un mayor índice de violencia vial; y la violencia es un reflejo de lo que somos como sociedad, lo mismo que sucede en una cancha de fútbol”, sostienen los referentes.
Y agregan: “Es utópico pensar que podemos tener conciencia vial con una sociedad con este nivel de violencia, pobreza, alfabetización; donde la percepción de riesgo no existe. Subestimamos riesgos”.
Otra de las falencias que destacan es el manejo estadístico estatal. “No hay cifras más que en los medios de comunicación. Y los siniestros viales representan tres veces más de muertos que la inseguridad delictiva. El problema es mucho más grande de lo que pensamos”, subrayan.
UN PROYECTO QUE BUSCA REDUCIR LA VELOCIDAD A 50 KM/H
Pacharoni manifiesta que la siniestralidad en las ciudades es aún más difícil de abordad “porque el 80% de los fallecidos en siniestros están atribuidos a peatones, ciclistas o motociclistas”. Es por eso que proponen la reducción de velocidad en avenidas. “Nuestra propuesta es que, en las zonas urbanas, la máxima sea de 50 km/h; una medida que ya fue aplicada en ciudades como Bogotá y Cartagena”, expresó.
En este sentido, precisó que una reducción de velocidad permitiría una disminución mayor de riesgos sin interferir en la circulación normal. “Córdoba es una de las mejores ciudades del país en este aspecto, pero aún hay mucho por hacer. El principal desafío está en el adulto de 50 años, que maneja hace más de 30 y no puede reconocer que el riesgo es fatal; porque sabemos que ocho de cada 10 fallecidos, son varones, y es algo que debe cambiar”, recalcó Pacharoni.
Además de la presentación de esta propuesta, ambas fundaciones apuntan a continuar con sus actividades en los colegios y en la difusión de campañas audiovisuales. En tanto, a largo plazo, buscan involucrarse con las automotrices, vialidad y el Estado, para ser consultores en la materia.
UNA REFLEXIÓN PARA CONDUCTORES
“Tenemos que empezar a pensar que la multa no es el riesgo, el riesgo es la muerte. Yo no ato a mi hijo por la multa, lo ato porque si vuelco, él se moriría”, refueza con crudeza Pacharoni quien puntualiza que el principal problema está en la percepción del riesgo: “Los conductores nos tenemos que sacar el chip de ‘no nos va a pasar’”.
“El cinturón te salva la vida, los índices dicen que el 60% de los conductores lo usan, pero sigue existiendo un 40% que no. Entonces, tenemos que empezar a darnos cuenta de que la muerte es irremediable y que esto se puede evitar”, sumó Bonaveri.
Finalmente, Pacharoni cerró: “El desafío es lograr que nuestro mensaje llegue a los que tienen los elementos de poder, porque existe un método para abordar diferente a la educación vial, que nos permitiría mejorar los índices. Necesitamos educación cívica y emocional”.