Por todas partes hay héroes anónimos que silenciosamente y sin pedir nada a cambio, al contrario, ofrecen hasta lo que no tienen para extender una mano a los que más lo necesitan, como en el caso de Bibiana, que en el dolor de la pérdida de su hijo decidió crear un comedor para los niños, en Villa Allende, Córdoba.
Su historia, que se hizo conocida a través de El Doce, tuvo un giro inesperado para ella y sus pequeños, al recibir una noticia que atendió a su ilusión de contar con un espacio en el que los chicos no pasaran frío: otros héroes anónimos decidieron donarle una casa, para mudar su comedor Ángel de amor, fundado en honor a su hijito Ángel, fallecido a los 9 años.
Es la historia de amor y coraje de Bibiana Lencina, que sacó fuerzas del mayor dolor y se puso a trabajar en una construcción con techos de chapa, para servir un plato caliente a más de 80 niños de Villa Allende.
Su Ángel murió a los 9: “le agarró neumonía porque no teníamos nada”, dice hoy, en tiempos que sigue luchando por salir de la pobreza y por dar mejores perspectivas a sus chicos, a los que también quiere fomentar el amor por la lectura.
Al ver su historia en televisión, vecinos de esa ciudad unieron esfuerzos y le regalaron una nueva casa para que esta monumental obra de cariño pueda continuar.
Al respecto, Bibiana expresó “mi sueño era tener un salón con baño, una biblioteca y que los chicos estén cómodos. Antes no había ni lugar para sentarse, los chicos se sentaban con tachos. Pero una gente increíble pasó y me ayudó. El milagro llegó”, se emocionó en diálogo con El Doce.
“Va a ser hermoso ver a los niños jugando, leyendo libros. Quiero darles apoyo escolar. En mi vida hubiese podido tener esta casa tan linda”, agradeció.
Finalmente, unas palabras para su angelito: “lo extraño muchísimo, es muy triste perder a un hijo. Aunque ya no esté, él es mi vida”.