En el corazón de Córdoba, una disciplina poco convencional cobra fuerza: el combate medieval. Este deporte de origen europeo fusiona diversas habilidades, desde artes marciales y esgrima histórica hasta herrería y un profundo respeto por la exactitud del pasado.
Un equipo local, Colmillo de Lobo, emergió hace casi cinco años, y mediante constante preparación y participación en torneos, cimentó una sólida base. “Es nuestro club de combate medieval. Esto es un deporte europeo donde se mixean artes marciales, esgrima medieval, herrería, historicidad y muchas otras cosas”, explicó Federico, conocido como “Vikingo Lobo” en la comunidad. La agrupación incluso construye su propio equipamiento, una labor que requiere considerable tiempo e inversión, ya que cada traje pesa alrededor de 35 kilos.
Peleas medievales y hermandad: cómo es la comunidad vikinga de Córdoba
La institución se distingue por su enfoque accesible. Poseen una “hermandad medieval” propia que no exige costo de ingreso; cualquier persona puede unirse y contribuir con su talento. Ya sea para apoyar al equipo, colaborar en diversas tareas o simplemente formar parte. Sin embargo, el servicio de entrenamiento especializado, impartido en sus instalaciones, sí tiene una tarifa mensual de 40.000 pesos. Dicha cuota otorga acceso a otras actividades complementarias que enriquecen la preparación integral de los participantes.
La motivación para unirse a esta peculiar actividad es variada. Agustín, por ejemplo, desarrolló su interés desde una temprana edad, fascinado por los juegos de computadora y todo lo relacionado con armaduras y espadas. Su padre, quien es guerrero, y su madre, profesora de gimnasia, también influyeron en su gusto por las armas y el ejercicio. “Cuando tomo la primer clase con ellos, decidí que era ahí cuando vi la manera de entrenar que tenían ellos, cómo cuidaban el cuerpo y la manera que trabajan, así, a conciencia”, explicó Agustín.
Otro integrante, Nathaniel, comparte un entusiasmo similar. Desde pequeño, fue un gran aficionado a la historia, especialmente al período medieval. Rememoró cómo, de niño, jugaba con palos simulando espadas. Su encuentro con Colmillo de Lobo ocurrió en una feria medieval en Córdoba. “Tengo la posibilidad de jugar como cuando era un pibe, pero de adulto y con cosas de verdad, eso me volvió loco”, comentó.
Más allá del fragor del combate, lo más valorado por los integrantes es el profundo sentido de comunidad y compañerismo. Tanto Agustín como Nathaniel destacan la “hermandad” que se forja entre los miembros. Esta camaradería va más allá de la mera actividad deportiva, aspirando a conseguir logros significativos como en conjunto.
Colmillo de Lobo lleva adelante sus actividades en Valhalla Multiespacio (Maipú 396), en pleno Centro de la ciudad. Son aptas para todas las edades.