Lucía Bártoli (36) vive en Traslasierras y hace 11 años denunció que fue víctima de abuso sexual. Sin embargo, asegura que la Justicia no dio respuestas y el hombre ni siquiera fue notificado ni llamado a declarar. Los hechos tienen como acusado a su tío y empezaron cuando ella tenía 10 años.
El pasado martes, en el Día de la Mujer, el caso de Lucía y otros dos fueron presentados por la Mesa de Derechos Humanos de Traslasierra como ejemplos de causas de abusos que “se pierden” o prescriben sin tratamiento en la Justicia. Al respecto, la mujer dijo: “Nada conseguí en la Justicia, solamente me volvieron a victimizar y ahora al menos quiero que se sepa, aunque me dé miedo”.
La mujer aseguró a La Voz que la denuncia fue hecha en 2011, y quedó radicada en tribunales de Villa Cura Brochero; pero que nunca tuvo novedades del caso. “A esta altura ni siquiera sé si quiero que él vaya preso; solamente quiero que se sepa que esto sucedió, y que sirva para que otras mujeres sepan que no vale nada hacer silencio”, asevera
Una fuente de los tribunales de Villa Cura Brochero confirmó esta semana a La Voz que el denunciado nunca fue imputado. Nadie se explica en ese ámbito por qué tampoco fue notificado ni llamado a declarar.
El relato del dolor
“Hace 28 años fui abusada con acceso carnal por mi tío y padrino. El abuso duró dos años; dos años muy difíciles porque yo estaba sola”, publicó la denunciante en sus redes. Y agregó: “La primera vez que pude hablar sobre el abuso, mi padre no me creyó y mi madre se enojó conmigo. Otra vez me quedé callada…”.
“Los abusos fueron con acceso carnal entre los 10 y los 12 años; yo pasaba los fines de semana en la casa de mi abuela, que vivía con mi tío, soltero. Se supone que debían cuidar de mí”, recuerda Lucía, en diálogo con La Voz.
Asegura que de adolescente intentó olvidar lo que le había pasado, pero los episodios de acoso y abuso continuaron hasta los 16. Cuenta que, a sus 19 decidió contarle a toda la familia: “Se enojaron, no me creyeron, empecé a sentir que yo era el problema, mi abuela me decía que la culpable era yo, que yo lo había provocado, y también que ella no se podía quedar sola, en caso de que mi tío fuese preso”.