Una confitería de Córdoba tiene 161 años de historia, y fue cuna de costumbres sociales inéditas y paso obligado de figuras históricas como Julio Argentino Roca y Ramón Cárcano. Se consolida como un ícono ineludible del patrimonio cordobés. Su fundación data de 1863 en el Centro de la ciudad.
Se trata de La Oriental, un emblema de Córdoba. Este sitio histórico inició sus operaciones en la esquina de calles San Martín y 9 de Julio, a raíz de la idea de que los jóvenes de alta sociedad del 1800 no contaban con un espacio apropiado para compartir un café.
Cómo es la confitería más antigua de Córdoba
Los artífices de esta institución fueron don Carlos Barrutti, de origen uruguayo, e Ignacio Garayzabal, un vasco español. Ambos fundadores llegaron a la ciudad procedentes de la República Oriental del Uruguay durante 1862.
En sus inicios, el nombre elegido fue El Oriental, estableciendo un simbolismo con la forma en que se designa a las personas nacidas en Uruguay. Con el transcurso del tiempo, la costumbre popular, conocida como el “cordobismo”, hizo que la gente la llamara simplemente La Oriental, apelativo que prevalece en la actualidad. El local original tenía ocho metros de frente y treinta de fondo, ubicándose frente al Teatro El Progreso, el único teatro de la urbe en aquel momento.

La historia alrededor de la confitería más antigua de Córdoba
La confitería estableció diversos hitos sociales y tecnológicos a lo largo de su trayectoria. Fue el primer concepto de este tipo de emprendimiento en ofrecer servicio de café en la provincia. Socialmente, representó un enorme desafío en su época al convertirse en el primer salón en permitir la reunión de hombres y mujeres en un mismo ambiente. Por el recinto transitó el expresidente Julio Argentino Roca, por ejemplo, durante la fiesta oficial de la inauguración del vertedero del dique San Roque en 1896. Además, este bar fue el primer restaurante en instalar un ascensor, el cual se dirigía al buffet superior. También ostentó el primer cartel publicitario de gas neón en 1921.
Un aspecto curioso de la historia del lugar involucra al gobernador Ramón Cárcano. Durante su segunda gobernación, el político solicitó un trago llamado grape fruit, compuesto por grapa, miel y pomelo. Debido a que la fruta del pomelo no se consumía en Córdoba, Cárcano ordenó que lo trajeran desde Buenos Aires. Este evento marcó la entrada del pomelo como fruto a la ciudad.

Después de permanecer en su emplazamiento original por más de 50 años, fue trasladado al local actual, dentro de la Galería Oriental. Dicho complejo, que en el pasado era conocido como Galería Pituca, fue durante un tiempo la totalidad de La Oriental. En 2007, los socios actuales adquirieron la razón social y las instalaciones, iniciando un proyecto de refundación para restaurar el valor histórico del bar.
Hoy, la marca mantiene su impronta con panificación propia y una pastelería reconocida. En su salón de té se sirvió el primer alfajor cordobés. Si bien estudian las nuevas tendencias, la confitería se apoya en los recuerdos. La firma continúa en expansión, habiendo inaugurado dos nuevos locales: Confitería Oriental Plaza (donde antes estaba Sorocabana) y Oriental Parrilla.