A 25 años de su muerte: cuál es el legado que dejó Rodrigo en la música popular

El artista conquistó Argentina con su autenticidad y carisma especial.

A 25 años de su muerte: cuál es el legado que dejó Rodrigo en la música popular
Se cumplen 25 años de la muerte de Rodrigo.

Hijo de Eduardo “Pichín” Bueno, reconocido productor musical, y Beatriz Olave, compositora y ama de casa, Rodrigo llevaba el cuarteto en las venas desde la cuna. El primer acercamiento de la estrella con la música ocurrió cuando un tío le obsequió un micrófono de madera. Este 24 de junio, se cumplen 25 años desde su muerte.

Desde su niñez en Córdoba, demostraba una fascinación por la música, desinteresándose por los deportes, algo también popular en la época. No le importaba jugar a la pelota; su mayor afición era cantar, revelándose como un “loco de la música” desde temprano.

CÓMO ERA LA VIDA DEL POTRO RODRIGO EN CÓRDOBA

En su barrio San Martín, Rodrigo y sus amigos organizaban reuniones de fin de semana conocidas como “americanas”, y luego comenzaron a presentarse. Formaron su primera banda y ensayaban en el garaje de su abuela Yaya, un lugar que hoy es parte fundamental de su leyenda.

Gustavo Pereyra, su cercano amigo, describió al músico como una persona de inmenso corazón, siempre desprendido. Pese a que su familia gozaba de una posición económica mejor que la de muchos vecinos, él compartía lo que tenía, demostrando poco apego a lo material. Podía sentarse a comer en la mesa de Mirtha Legrand y también disfrutar un choripán en la calle.

Rodrigo junto a su hijo Ramiro.
Rodrigo junto a su hijo Ramiro.

A 25 AÑOS DE SU MUERTE: EL LEGADO QUE DEJÓ RODRIGO

Más allá de sus canciones, era un auténtico “showman”; sus presentaciones nunca eran idénticas, a diferencia de otros artistas. Lo que sucedía durante sus shows era espontáneo, producto de ideas que surgían en el momento, sorprendiendo incluso a su propia banda. Dominaba la escena y al público con una habilidad especial, convirtiendo cada espectáculo en una celebración.

Sus allegados contaron que cada show, Rodrigo pedía cerveza, una toallita, un ventilador pequeño y spray de agua para el rostro; esas eran sus únicas exigencias. Lo describieron como una gran persona, muy humilde y bondadosa, sin presumir de sus posesiones.

Rodrigo era hincha de Belgrano.
Rodrigo era hincha de Belgrano.

La exposición y las maratónicas jornadas laborales en Buenos Aires, a partir del año 2000, lo agotaban. Llegaba de los shows a las nueve de la mañana y ya a las dos de la tarde debía cumplir con entrevistas y más presentaciones. Sin embargo, en el escenario se transformaba, pisando el primer escalón como el “potrillo” que todos conocían.

Rodrigo, quien se jactaba de ser “cordobés” en su himno provincial, también se identificaba con los sectores populares. Sus canciones, a menudo inspiradas en vivencias personales o de sus amigos, abordaban temas como traiciones amorosas y pasiones prohibidas.

Su existencia breve, pero fulgurante, lo asemeja a la frase “Vivir rápido, morir joven y dejar un hermoso cadáver”. A un cuarto de siglo de su muerte, quedan su música y un sinfín de recuerdos en el pueblo que lo vio llegar e irse.