En la previa, la lentitud con la que iban llegando los hinchas de Talleres al estadio Kempes, hacía presagiar que la tarde no iba a estar difícil. A medida que se acercaba la hora del partido, el marco no era el ideal ni mucho menos. El resultado en contra en San Juan le quitó las ganas a muchos hinchas de llegarse pero, los 20 mil que llegaron, guardaban su esperanza en la garganta. Y terminaron festejando el triunfo 2-0 en el partido y deliraron con los penales que le dieron el triunfo a la T por 3-2 con un enorme trabajo de Guido Herrera, el arquero albiazul.
El partido arrancó con todo. Desde las tribunas, las voces empujaban al equipo que, sin mucho orden, encerraba a San Martín en su propio campo. Pero, por impericia propia, las ganas de convertir rápido chocaron contra el equipo rival que se empezó a parar más adelante.
Durante la primera mitad, hubo poco para Talleres que se iba a reservar lo mejor para irse al descanso. Porque el verdinegro tuvo varias ocasiones de gol para liquidar la serie y lo perdonó al local que, en el cierre mismo de la primera etapa, tuvo un acierto con una excelente asistencia de Cubas para Moreno que, ante la salida de Ardente, definió magistralmente para hacer desgañitar a los hinchas que siguieron aumentando la esperanza de dar la vuelta una serie muy dura.
Fue ese golpe psicológico que agranda al que convierte y achica al que lo sufre. Y fue así. En el inicio del complemento, Talleres metió la segunda mano dura. Al minuto, Pochettino de derecha, metió el segundo después de una gran jugada de Palacios. Y el delirio fue total con el 2-0.
Talleres no quería saber nada con los penales y, con el envión anímico, lo fue a buscar al partido. Y lo tuvo un par de veces con Moreno y con la velocidad de Palacios.
Los sanjuaninos, heridos en su orgullo, empezaron a reacomodarse y a salir un poco del impacto. Entonces volvieron a tener alguna chance de descontar el partido pero la falta de puntería rival y las atajadas de Herrera siguieron jugando a favor de Talleres que, de contra, intentaron liquidar la serie.
Y hasta casi el final del partido, todo fue nervios adentro y afuera. La T estaba tan cerca de quedarse con todo el premio de la tarde noche que desde afuera, todos los fanas albiazules empujaban a su equipo. Y los cuyanos querían sorprender con alguna contra pero, las manos de Herrera, otra vez fueron la seguridad de siempre.
La tensión duró hasta el pitazo final. Luego, los penales volvieron a engrandecer la figura de Guido Herrera que, con dos atajadones a Bogado y a Ardente, en su partido número 100 fue, obviamente, el más ovacionado de la noche.
La noche terminó con una gran sonrisa para los hinchas albiazules que alentaron al equipo hasta el final y tuvieron su recompensa con el triunfo en los penales.
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