"Amaya no tenía armas. Iba en su motocicleta y no pudo frenar en el control policial porque tenía problemas mecánicos, y por eso su compañero les hacía señas a los policías para avisarles". Esa es la versión que la familia de Franco Amaya, el adolescente de 18 años asesinado en Carlos Paz, sostiene a través del querellante, Carlos Nayi.
Se fundamenta, principalmente, en el testimonio del primo de la víctima, que viajaba como acompañante, y en que no se secuestraron otras armas ni balas servidas en la escena del crimen.
La familia de Franco Enrique Amaya se presentará como querellante ante la fiscal Jorgelina Gómez, que ya imputó por presunto "homicidio calificado" al presunto autor del disparo: Rodrigo Belardo Bustos.
"Le tiraron como si nada. Cuando llegué al hospital, mi hijo había muerto, y el médico me dijo que no había nada que hacer. Iba con el primo y él está bien y me contó que no tenían frenos y que no tuvieron tiempo de parar. Yo siempre le dije: 'Parate'. Y se quiso parar y le tiraron como si nada”; dijo en la madre del joven, Lucía Cortez. "Mi hijo no andaba armado y no tiene antecedentes, trabaja y estudia”, completó.
La fiscal investiga el rol del segundo policía. Del detenido, dijo que no hay justificación para su accionar.