Todo un ritual. Cada 5 de julio los hinchas de Talleres rodean a Roberto Luis Oste como aquella vez en el Chateau, y gritan el gol del penal decisivo para el ascenso contra Belgrano. Lo gritan como si fuera hoy, aunque ya pasaron 20 años.
Esta vez, el Lute vivió una emoción más porque en barrio Jardín, donde ejecutó el penal simbólico, descubrieron un mural con aquel disparo que puso a Talleres en Primera tras vencer al clásico rival.