En una tarde de domingo bien nublada, Talleres buscará sacarse una espina grande. Porque, en 11 partidos en los que los albiazules se enfrentaron a Banfield en Primera División, nunca pudieron sacar los tres puntos. Las estadísticas desfavorables en el historial para los cordobeses es una nueva motivación. El Taladro se impuso en siete oportunidades y empataron en las otras cuatro.
Para los dirigidos por Frank Kudelka, es un desafío romper con esa racha ante el equipo bonaerense que comanda Julio César Falcioni y que en Córdoba estuvo a cargo de Omar Píccoli, el técnico alterno ya que decidieron viajar con equipo y cuerpo técnicos alternativos priorizando la Copa Libertadores donde jugarán ante Nacional de Montevideo.
Pero, dejando las estadísticas de lado y la formación de su rival, el hincha albiazul viene embalado. Con los dos festejos al hilo en el 2018 ante San Lorenzo y Temperley y la posibilidad de ser escolta del puntero Boca, no le importa mucho el historial ni los partidos pasados ante los visitantes ni si los jugadores rivales son los mejores o los suplentes. A ellos les interesa copar el Kempes, seguir ganando y continuar con el sabor dulce de saberse estar ubicados en la parte alta de la tabla de posiciones de la Super Liga.
Para eso dejaron la siesta a la mitad y, como siempre, llegando sobre la hora y más con la excusa de las lloviznas y las obras de la Circunvalación, los fanas de la T buscarán alentar al equipo y esperar esa victoria que rompa estadísticas, historiales y, sobre todo, gargantas de tanto seguir festejando el que es, sin dudas, el mejor momento de Talleres después de mucho tiempo.