Por Laura Giubergia
Pincelada tras pincelada, el rostro de niña extendiendo su brazo mientras sostiene una flor fue tomando forma, color, expresividad. Sentido. "Mamá, buscame" fue la consigna de la jornada, y esos ojitos acompañan la intención que empezó plasmando Darío Coronda, un artista cordobés que también busca conocer su verdadera identidad.
"En 2010 un primo me dijo que no era hijo biológico de mis padres, y rompió el pacto de silencio que había impuesto mi padre. Desde entonces, siempre estoy buscando, aunque a veces más activo y otras veces menos", cuenta Darío, mientras le da forma a la niña del mural.
Movilizado por la actividad que organizaron los grupos Nosotros y Herman@s del Alma, junto a la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación y a la Municipalidad de Córdoba, el artista coordina lo que será un mural colectivo en el Paseo de las Artes, barrio Güemes.
De su historia, dirá que nació en diciembre de 1976, tal vez el día 10 o el día 14. Que quien lo crió como su padre –fallecido en 2005– lo buscó, no sabe si en la Maternidad o en el Hospital Misericordia, a poco de su nacimiento, y lo llevó hasta la casa de la familia en la que creció. Que tuvo tres hermanos de crianza, bastante mayores que él, y que su madre hoy tiene 84 años y dice no saber nada de sus orígenes.
"Mi madre dice que mi papá fue quien se ocupó de todo, que ella no sabe nada, que sólo acató. Yo la amo, soy lo que soy gracias a ella, pero duele el ocultamiento", describe.
Y cuenta que en sus fotos de la infancia, su rostro está teñido de tristeza.
"En mi búsqueda llegamos hasta una mujer que sabe la verdad, pero no quiere decírmela. Da muchísima impotencia que alguien sepa tu verdad y no te la diga… ", asegura Darío.
“El arte me salvó”, concluye.
Busca a su hijo/a. Cristina de Luján Gorosito es integrante de Nosotros, porque desde hace algunos años emprendió un camino de ida: encontrar al hijo o hija que tuvo en 1981, cuando tenía 16 años, y que le robaron al nacer. "Me vine de San Francisco del Chañar a Córdoba con la familia Monguillot, a trabajar, en 1978. Y a los pocos años, quedé embarazada del hijo del matrimonio. Yo tenía 16 años y él, Sergio, 15", cuenta Cristina.
El embarazo fue rechazado y hasta intentaron que abortara.
Recuerda que la hospitalizaron en la Clínica Americana. “Eso fue el 19 de mayo de 1981. Yo me desperté dos días después, me habían hecho una cesárea, y me dijeron que mi bebé había nacido muerto, que no preguntara nunca más”, relata.
"No lo ví, ni vivo ni muerto. No me dieron una partida, ni un certificado. Ante mi insistencia, me dijeron que había sido un varón, pero yo nunca lo sentí muerto", describe. Hoy Cristina tiene 53 años, tuvo otros tres hijos, y hace cuatro años que inició la búsqueda.
“Busco a un hombre o una mujer que nació entre el 19 y el 21 de mayo de 1976, con el doctor Bellisky en la Clínica Americana. Supuestamente, una mujer a la que le decían Silvita, se habría encargado de entregarlo, o entregarla”, apunta.
Roxana Leiva tiene 58 años, y hace cuatro años que su búsqueda tuvo final feliz: encontró a su madre biológica, y con ella a nuevos hermanos. “Siempre presentí que algo no era normal, hasta que me dieron una fotito de mi mamá. Ahí empecé a buscar”