Para muchos trabajadores todos los días son como una final de fútbol. En Tecme, la fábrica cordobesa de respiradores artificiales, trabaja Mauricio Tapia que además es arquero de Huracán de barrio La France. Él y sus compañeros se la juegan a cada momento. Porque, en esta época de pandemia por coronavirus, la necesidad de los respiradores para las terapias intensivas de hospitales, clínicas y sanatorios públicos y privados es mucha.
El mismo cuidapalos de los Luminosos lo cuenta en diálogo con Vía Córdoba: "Trabajo de empleado administrativo. Es increíble el trabajo que entró. Increíble ver tantos respiradores, hasta te impresiona. Ojalá todo vuelva rápido a la normalidad con respecto al Covid 19".
Sus jornadas laborales son largas pero "el Mauri", como lo llaman, trata de cumplir en el trabajo, con su familia y en Huracán, club donde regresó en este 2020 para volver a calzarse el buzo y los guantes. Pero ese entusiasmo de la vuelta a barrio La France se opacó por la pandemia.
"Es difícil, la verdad. Todos sabemos que no somos profesionales del fútbol, entonces hay que alternar trabajo, familia y entrenar en casa. Se complicaba pero la mayoría mandamos los videos al profe. Jamás pensamos pasar un año sin jugar",
La descarga de la semana laboral se daba los sábados o domingos, cuando le tocaba saltar a la cancha para defender el arco de alguno de los clubes por donde pasó Tapia pero con lo del coronavirus, en 2020, les faltó eso tan importante para sus vidas. "Se extraña mucho el dia a dia de estar en el vestuario, de compartir charlas, además de lo futbolístico", agregó.
La vida de Mauri Tapia en 2020, además de las complicaciones de la pandemia, le trajeron otro motivo de alegría. Es que Cintia, su pareja, espera a Guido quien será hermano menor de Paulina, que tiene cuatro años. "Estamos esperándolo con ansias", dijo el arquero de 27 que, junto a su familia, viven en barrio Los Olmos en un complejo llamado Bardas.
UN LARGO CAMINO RECORRIDO
La trayectoria en el fútbol de guardameta luminoso es amplia. Empezó a los 7 años en Escuela Presidente Roca, luego fue a Atalaya, después siguió su sueño en Boca, volvió a Córdoba para jugar en Belgrano donde compartió plantel con Guido Herrera, ex cuidapalos de Talleres. Ya en primera de Liga regresó a Escuela, también anduvo por el Cibi, Huracán, Universitario.
Este año iba a jugar el provincial con Peñarol de Cura Brochero donde hizo toda la pretemporada y finalmente regresó a barrio La France, nuevamente.
A sus 27 años, Tapia sabe que sus sueños en el fútbol se acotaron. Él mismo lo reconoció: "A esta altura lo hago porque amo esto. Soy un apasionado. Miro hasta un partido de barrio si está entretenido. Me gustaría seguir ligado al fútbol cuando deje. Pero el tren pasó ya. Hoy tengo mi propia familia y uno se debe a eso".
EL FUTURO DE LA LIGA
Sus ganas de seguir jugando, al igual que el resto de los jugadores, es mucha. Mientras se espera que vuelva la competencia, Tapia hizo un análisis de lo que es la Liga Cordobesa: "Siempre lo digo: hay grandísimos jugadores , yo opino que si las condiciones del campo de juego fueran optimas y el jugador solo se dedicara a entrenar y alimentarse estaríamos hablando de otra cosa. Creo que los dirigentes de Córdoba tendrían que darle una chance a ciertos jugadores de nuestra Liga. Un ejemplo de tantos es Hugo Pirez, delantero de Brown de Malagueño".
HABLA COMO REFERENTE
En el final, Mauri Tapia también reconoce que, para los más chicos que comparten plantel, es un referente. "A los chicos, tanto a los que suben o me ha tocado entrenar con los de inferiores, les digo que le metan, que no es imposible ir a Buenos Aires o jugar en un grande de Córdoba, que somos iguales, que se cuiden, que se alimenten bien y que esten preparados porque te pueden llamar y tenés que responder. Le pasó a Matías Chirio, un central de 20 años hoy esta en la local de Belgrano. Y no desentona para nada al contrario. Entonces ahí está el ejemplo de que se puede llegar a esos clubes. Eso trato de inculcarles".