Cuando Juan Schiaretti termine su mandato en 2019, se habrán cumplido 20 años de Unión por Córdoba en el poder.
"Veinte años no es nada", dice el tango, pero es mucho en términos políticos y mucho más si no asoma un referente claro para reemplazar al actual gobernador y al eterno De la Sota.
Si bien Llaryora ganó en San Justo, con estos parcos números provinciales no pareciera alcanzarle para saltar al primer plano. ¿Vigo, Passerini? Puede ser, pero habrá que remar mucho para levantar esta derrota.
Unión por Córdoba está en el piso histórico del peronismo en la provincia y su gran problema es que no tendría de dónde sumar más de cara, ya no a las Legislativas de octubre, sino para el 2019.
“Robarle” votos a Cambiemos, con una estable presidencia de Macri como hasta ahora, suena imposible. “Arañarle” votantes a Cristina, menos aún. En ese escenario, el peronismo cordobés dependerá de dos opciones: que el gobierno de Macri desbarranque o que el suceda un tsunami y PRO y UCR vayan divididos.
Por ahora, la mira de UPC estará puesta en alcanzar los votos necesarios para renovar las tres bancas en Diputados. Después se verá.
Otro daño colateral de la derrota de ahora y de una casi segura de octubre: se liman las posibilidades de aspirar al escenario nacional de Juan y de José Manuel.