Los 41 días de cuarentena que van hasta el miércoles 29 de abril configuraron un nuevo mapa en la alimentación, caracterizado por más demanda de productos en el hogar. Además de haber modificado el ritmo de actividad de la población, el aislamiento social, preventivo y obligatorio ha generado cambios en los hábitos de consumo.
En este marco, productos como harinas, huevos, pollo, cortes vacunos para milanesas, dulce de leche y queso cremoso han encabezado durante la pandemia las preferencias de los consumidores.
Según un monitoreo on line realizado por el Instituto de Promoción de la Carne Vacuna Argentina (IPCVA), el 44% de los consumidores se aprovisionó con una elevada cantidad de arroz, fideos y harinas, productos ricos en carbohidratos. A su vez, 37% lo hizo con verduras, mientras que el 27% aseguró abastecerse, en cantidad, de carne.
En el día a día, los lácteos también modificaron su demanda, lo que obligó a la industria a adecuarse al momento.
"Hay más leche disponible para procesar, y a eso las empresas lo están destinando a la elaboración de quesos cremosos que son los que están teniendo más salida durante los últimos días", expuso Pablo Villano, presidente de la Asociación de Pequeñas y Medianas Empresas Lácteas (Apymel), quien también identificó a las leches larga vida y al dulce de leche como los más demandados.
Dentro de los derivados de la leche, el rubro más afectado por la contracción en las ventas es el de los quesos duros y la muzzarella, cuya demanda por parte de los restaurantes se ha reducido en casi el 90%, según aseguran industriales y distribuidores.
Marcas como Sancor, por ejemplo, tuvieron durante abril quiebres de stocks, es decir, vendieron todo, en productos como dulce de leche, leches larga vida y manteca.
El pollo y los huevos fueron otro de los alimentos que aumentaron su demanda. En marzo, la faena avícola a nivel nacional creció 7,5 por ciento, el equivalente a 4,4 millones de pollos. En el caso de los huevos, su comercialización subió 40%, lo que en algunas zonas disparó su precio minorista.
En el grupo de los perdedores, la carne bovina. Aquí se presentan dos mercados bien diferenciados con números opuestos: mientras que los cortes para milanesas han tenido un fuerte crecimiento, el asado (costilla, vacío y matambre) ha perdido terreno por la ausencia de actividad social, según consideraciones de carniceros y frigoríficos.
Al cerdo tampoco le fue bien durante la cuarentena. La caída en cuanto a su comercialización ha generado una sobreoferta que deprimió el precio en pie, es decir, del animal vivo. Sin embargo, a nivel consumidor no hubo una disminución de sus precios.
"Cayó la demanda de carne porcina por el cierre de restaurantes, la no realización de eventos sociales y la paralización de la hotelería y del turismo", explicó Marcos Torres, presidente de la Cámara de Productores Porcinos de Córdoba.
Dentro de los productos de almacén, la harina mostró un incremento en las ventas, en especial en envases familiares.
Según afirman los molinos, y a pesar de que la demanda general se retrotrajo 15% durante el primer mes de la cuarentena, la producción de harina en paquetes de un kilo creció un 70%.
Paralelamente, el sector de la panificación atraviesa una época de retracción, debido al menor consumo de facturas, masas finas y tortas.
Y si bien no se trata de un alimento, el consumo de yerba mate también creció durante el aislamiento. Luego de haber alcanzado durante los dos primeros meses del año un nivel de venta promedio de 20 millones de kilos, para marzo y abril se proyectó un volumen mayor aún.