Investigadores del Conicet La Plata intentan descubrir cómo actúa dentro del cerebro la ghrelina, la hormona relacionada con la regulación del crecimiento y el apetito.
Este descubrimiento permitiría resolver trastornos alimenticios severos.
La ghrelina, conocida también como la hormona del hambre, es estudiada por un equipo de investigadores argentinos en el Instituto Multidisciplinario de Biología Celular (IMBICE) dependiente del Conicet y del Centro de Investigaciones Científicas (CIC) y de la Universidad Nacional de la Plata (UNLP).
Desde que se descubrió la hormona, los científicos intentaron describir qué cosas hacía. Lo primero que se vio fue que estimulaba el apetito, regulaba el crecimiento y la glucosa en sangre.
Mario Perello, a cargo del equipo integrado por 11 investigadores, entre veterinarios, biólogos moleculares, genetistas y bioquímicos, detalló que en 2007 aparecieron los primeros trabajos en humanos, que mostraron que esta hormona regulaba aspectos subjetivos del comer. "Aumenta cuando uno tiene hambre, es la que indica al cerebro 'tenés que comer'", describió el científico.
"Lo que estamos estudiando, que aún no descubrimos, es cómo ocurre esto dentro del cerebro porque el cerebro es como una caja que está llena de circuitos, cables y conexiones y todas esas funciones están interconectadas y reguladas", explicó el investigador oriundo de Pehuajó.
"Queremos saber cómo se integra todo para generar una respuesta y demostrar cómo esta hormona regula el vaciado gástrico".
Los hallazgos referentes a esta hormona permiten al equipo trabajar en dos líneas de investigación. En una para regular lo que hace la hormona, desinhibirla o estimularla para aumentar el apetito. El otro eje apunta a determinar si el valor que tiene esa hormona en sangre, sirve como un marcador de algo.