En tiempos de distanciamiento y restricciones nada puede ser más reconfortante que un proyecto comunitario que abrace, contenga y siembre conocimiento a la vez. Estos tres pilares son los que encontramos en “Ciudad Lectora”, una iniciativa surgida en Chajarí por parte de dos hermanas, Patricia y Cecilia Capovilla, quienes además de ser apasionadas de la lectura entienden a ésta como la mayor herramienta de actividad reflexiva, crítica y de construcción de pensamiento posible.
“Que otros se jacten de las páginas que han escrito; a mí me enorgullecen las que he leído”, dice Jorge Luis Borges en su poema “Un lector”. Y justamente, el proyecto local busca acercar la lectura a cada vecino de la ciudad a través de las ocho ‘casitas’ que se encuentran actualmente distribuidas en distintos puntos del ejido urbano con libros en su interior que esperan a ser retirados a cambio de dejar algún otro en su lugar.
El proyecto de las hermanas surgió a través de Casa Florida, un espacio de venta de libros que crearon hace más de dos años y a través del cual buscan trabajar en el fomento y promoción de la lectura, “estamos convencidas de que la lectura es una herramientas que ayuda a la creación de nuevas realidades, al cambio de paradigmas, a conocer otras ideas, a la divulgación del conocimiento y a tener una mirada más crítica sobre la realidad”, cuenta Patricia en diálogo con Vía Concordia.
No solo la lectura apasiona a las hermanas sino también los proyectos comunitarios, “es así que pensando en cómo podíamos hacer para que la promoción y difusión de la lectura tenga su anclaje dentro de la comunidad y, por otro lado, dar una excusa para que el lector se encuentre con el libro, surgió Ciudad Lectora”, expresa en relación al nacimiento de la idea.
La primera casita del proyecto fue “plantada” en febrero de este año, “dejamos libros libres en estas casitas donde la propuesta es que las personas puedan dejar uno y llevarse otro sin tener que mediar datos”, explica Patricia. Además del fomento de la lectura, el proyecto busca trabajar ciertos valores dentro de la comunidad, como la apropiación, la responsabilidad y la solidaridad con el material que se está llevando para que luego otra persona lo puede ocupar y disfrutar; es por eso que no se solicitan datos personales de ningún tipo para retirar un libro.
Claro que los inconvenientes siempre están, a la primera casita que plantaron la robaron, pero luego la devolvieron; y en la primera semana de funcionamiento había personas que se llevaban los libros sin dejar ninguno a cambio ni tampoco devolviéndolo luego. “Fue un trabajo de hormigas empezar a inculcar en las personas esto del intercambio de libros, que dejen uno a cambio o sino que lo lleven pero que después lo devuelvan”, reconoce Patricia y agrega que “estamos creando lazos y vínculos dentro de la comunidad con las distintas personas que concurren a la casita”.
Esfuerzo colectivo
En pocos meses Ciudad Lectora logró instalarse y tejer vínculos, “hoy el proyecto nos maravilla y estamos sumamente agradecidas con todas las personas que hicieron carne esta propuesta e hicieron suya la iniciativa solicitando también casitas para poner libros de su biblioteca particular a disposición”, expresa Patricia.
Diana Salini es una de las vecinas que se sumó a la iniciativa y solicitó una casita para colocar en la vereda de su casa, “invitada por las chicas y seducida por la idea de promocionar la lectura en mi barrio y contribuir al proyecto, cuyo objetivo es democratizar la lectura, no dudé en dar mi sí”, contó.
Cuando más vecinos comenzaron a solicitar casitas, las hermanas acercaron la propuesta a la Municipalidad de Chajarí que colaboró de manera abierta para hacer crecer la iniciativa. Hoy, a través de la Dirección de Educación, el gobierno local provee las casitas para dárselas al vecino que las solicita.
Las casitas están ubicadas en las veredas que son lugares públicos, “entonces hay una apropiación del vecino y un cuidado de ese espacio”, resalta Patricia; además son los mismos vecinos que las solicitan quienes las completan con libros de sus bibliotecas particulares.
El siguiente paso de Ciudad Lectora es armar un mapa de la ciudad para localizar los puntos donde hay casitas y que de esa manera las personas puedan hacer el recorrido y ver qué libros hay disponibles en cada una.
Por otro lado, quien se quiera sumar puede solicitar una casita a través de las redes sociales del espacio. Del mismo modo, las creadoras de la idea esperan que el proyecto se replique en otras localidades para crear muchas ciudades lectoras y acercar a más vecinos a la lectura.
Ubicación de las casitas actuales:
- Estrada 3148 (Barrio La Tablada)
- 28 de Mayo y 17 de Julio (Barrio Citrícola)
- Estrada 1104 (Barrio Sacachispa)
- San Antonio 1115 (Barrio Los Trifolios)