El confinamiento obligatorio que inició en el mes de marzo, buscó priorizar la salud de las personas ante la llegada al país del Covid-19. Con el paso del tiempo, por la necesidad de trabajar, los adultos comenzaron a retomar sus actividades, pero los chicos, sobre todo los más pequeños, quedaron en una cuarentena sin pausa que derivó a que muchos tuvieran consecuencias emocionales.
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Las ansias de volver al jardín, no sólo la sienten los chicos y sus padres, sino las propias instituciones que están en una situación económica crítica y buscan reinventarse. Mariela, dueña del Jardín Maternal Caramelitos, contó a El Doce que la idea del taller recreativo sobre ruedas surgió por su slogan: "démosle tiempo a los niños de ser niños".
La propuesta consiste en agrupar a seis niños, teniendo en cuenta su edad, y salir a andar en bici por la Costanera de Carlos Paz. A las orillas del lago, arman campamento y cada uno en su banquito pintan, aprenden sobre la vida en naturaleza, desayunan o meriendan y hasta hacen yoga y meditación. Todos los niños debe tener barbijo y llevar en su propia mochila una botella de agua, comida, alcohol en gel, repelente y protector solar.
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"Estamos buscando que los nenes estén felices. Está bien que cuidemos a no enfermarnos, pero ¿lo emocional?" explicó Mariela al Doce. Con respecto a la cuestión de las medidas de prevención y los contagios Mariela afirmó que "pensaba que iba a ser difícil" pero que los chicos "están con otro chip". "No reniegan del barbijo, saben cuándo usarlo, y solos se colocan alcohol en gel. Han madurado mucho, pero también tienen otras emociones. Los nenes necesitan salir a jugar" finalizó.