Nuestro país se encuentra ante una oportunidad histórica, la demanda de proteínas rojas no para de crecer en el mundo y Argentina junto con el resto de los países del Mercosur tiene posibilidades ciertas y concretas de crecer con una producción mayoritariamente pastoril: el 90% de la energía de cualquier corte que llega a la carnicería o a la góndola proviene del pasto incluyendo los encierres de terminación con grano.
Somos el segundo país consumidor de proteína animal, del mundo, que incluye carne vacuna, aviar, porcina y ovina, solo, por detrás de Estados Unidos y delante de Australia; somos el primer país del mundo en consumo de carne vacuna por habitante y por año.
Estamos produciendo 3,2 millones de toneladas de carne bovina y podemos producir en el mediano plazo 5 millones, pudiendo superar los 2 millones de toneladas exportadas. Generando más de 200000 nuevos puestos de trabajo y 6 mil millones de dólares adicionales.
Estamos ante una situación inédita, un mundo ávido de proteínas rojas donde la tasa de crecimiento de la economía, liderada por el Asia, es más rápida que la posibilidad biológica de aumentar la oferta de carnes bovina, no así la de pollo y cerdo que tienen un intervalo intergeneracional mucho más corto que permite más rápidamente ofertar lo que la demanda necesita. Debemos ver esto como una gran oportunidad, podemos crecer, el mundo nos demanda carne y por otro lado estamos en condiciones de seguir siendo altos consumidores con la gran capacidad de producción rápida de carne de aves y porcina.
Debemos dejar de mirar con el espejo retrovisor y tratar de poner los faros largos para valorar la oportunidad en un todo.
En el último año se produjo una particularidad inédita que nos está llevando a un cambio en los sistemas de producción: el alto valor del ternero y del maíz conlleva a un incremento de las recrías pastoriles; a una invernada más larga, con un mayor peso de terminación. Circunstancialmente nos lleva a una menor oferta, en el 2021 hubo una merma de enero a octubre de 865000 cabezas vendidas, pero a la larga a una mayor producción; las cabezas están pero salen más tarde y más pesadas.
El peso medio de faena pasó de 226 kg/cab a 230 kg/cab en el periodo enero a octubre del 2021 comparado con el 2020. Por otro lado, el buen valor de la vaca de descarte incita al rechazo de la vaca no productiva e indirectamente un aumento de los índices reproductivos. Todo esto nos llevó a una menor oferta de hacienda para faena de consumo y una mayor oferta de vacas para exportar. Teniendo claro esta situación, con el rodeo intacto sin haberse producido mermas productivas ni considerables del stock, marchamos hacia una mayor producción en el 2022. Sí dejemos que fluyan las decisiones positivas de los ganaderos, del mercado, nos encontraremos en círculo virtuoso, de mayor producción, mayor oferta y exportación que trae aparejado una mayor oferta de los cortes de mayor consumo, los parrilleros que no se exportan.
Solo debemos de ser capaces de explicar claramente esta situación positiva a quienes ejercen las políticas públicas y la sociedad para que entiendan que podrá haber un problema de oferta circunstancial, que desde el punto de vista del consumo podrá ser subsanado por las otras carnes, pero estamos ante una gran oportunidad y que más pronto que tarde habrá más carne para todos los argentinos.
Si generamos nuevas intervenciones, cierre de exportaciones y cupos volveremos a generar incertidumbre y el consecuente descrédito cayendo en un círculo de liquidación como años atrás. En caso de dejar se profundice, este aumento de producción, en el 2022 habrá más oferta y el círculo virtuoso nos encontrará en un franco y continuo crecimiento en el 2023 con un mercado interno totalmente abastecido con las parrilleros ofertados sin problemas y exportación creciente generando riqueza y trabajo para todos los Argentinos.
La producción de carne vacuna es generadora de divisas y de mano de obra así como de ocupación territorial y arraigo a lo largo y a lo ancho del país. Hay más de 425000 personas que dependen de la carne bovina, así como 225000 productores y una industria frigorífica con cerca de 500 plantas faenadoras. Generando mas de 3000 millones de dólares de exportaciones genuinas con una balanza comercial totalmente favorable.