En una escena de puro dolor, los colegas de Leandro Miguel Alcaraz participaron del último adiós al joven asesinado el domingo pasado.
Un importante grupo de choferes de colectivos llegó a la casa velatoria en bloque y estuvieron algunos minutos en el interior acompañando a la familia de Alcaraz.
Luego, la noticia los llevó a la calle. Uno de los delegados trepó al guardarrail que divide la ruta 3 y concentró la atención de todos: la investigación había avanzado y los dos sospechosos por el crimen de su compañero quedaron detenidos en calidad de imputados.
Tras escuchar las novedades, todos juntos confluyeron en un aplauso cerrado.