Ya sea porque no las arreglan los frentistas, por las raíces de los árboles que las rompen o porque las empresas de servicio debieron abrirlas para hacer un trabajo, la mitad de las veredas tiene algún grado de deterioro, según el Gobierno porteño.
Por eso, mediante distintas medidas buscarán controlar las aperturas por arreglos y duplicar la cantidad de inspecciones. También les pedirán a los vecinos que se ocupen de las aceras de sus propiedades.
En la Ciudad hay 303.000 inmuebles frentistas, sumando viviendas, comercios y otros edificios. “En el 50% de ellos las veredas tienen algún tipo de daño. La principal causa son las aperturas de las empresas de servicios: después de una década de abandono, ahora están invirtiendo en mantenimiento, y eso se nota en las calles”, le dijo a Clarín Eduardo Macchiavelli, ministro de Ambiente y Espacio Público de la Ciudad.
De acuerdo con sus cifras, hoy se hacen 800 aperturas de veredas por día, cuando hace dos años eran 250.
Por eso ahora decidieron un cambio de timón. En primer lugar, crearon la Subsecretaría de Vías Peatonales, a fin de coordinar el trabajo con las empresas de servicios.
Otro cambio tiene que ver con las aperturas de emergencia. Cada vez que una apertura se hace como emergencia, la concesionaria tiene 48 horas para avisarle al Gobierno porteño que abrió una acera. Eso cambiará: los permisos por urgencia sólo se los darán a AySA, Metrogas, Edenor y Edesur, y el resto de las empresas (telefónicas, de internet y otras) tendrá que avisar en no más de dos horas.
La tercera modificación serán los controles. De los 70 inspectores actuales se pasará a 150, que además tendrán un sistema de control online para ver en tiempo real qué veredas están rotas.