Los 1.352 gimnasios registrados en la Ciudad de Buenos Aires esperan el momento de poder reabrir las instalaciones para comenzar a trabajar, evitando así más despidos y cierres definitivos, como viene sucediendo en estos meses.
Luego de la habilitación de bares y restaurantes al aire libre los representantes del sector de gimnasios se reunieron en la última semana con funcionarios del gobierno de la Ciudad y del Ministerio de Salud para discutir el protocolo de funcionamiento y fijar una fecha definitiva para la reapertura, en primer lugar al aire libre, con la puesta en marcha en la fase 4 y luego ya en las instalaciones propiamente dichas.
"Estábamos apuntando al 15 de septiembre para la reapertura pero lo veo muy difícil. Si tuviese que arriesgar una fecha diría para principios de octubre", declaró Fernando Storchi, presidente de la Cámara de Gimnasios Argentinos.
"Tuvimos reuniones con el ministro de Desarrollo Económico de la Ciudad, José Luis Giusti y con el área de Salud. Empezamos a trabajar el tema del protocolo. Lo habíamos presentado hace casi dos meses. Está avalado y certificado por el doctor Daniel Stamboulian", amplió Storchi.
Y cerró: "Estábamos apuntando al 15 de septiembre para la reapertura pero lo veo muy difícil. Si tuviese que arriesgar una fecha diría para principios de octubre".
Actualmente la Ciudad atraviesa la etapa 3 del plan de puesta en marcha y en la etapa 4 se abrirían lo que denominan gimnasios al aire libre. Las autoridades de la Ciudad impulsan actividades en el espacio público y plantean que los gimnasios muden allí sus actividades como un primer paso antes de la reapertura completa.
Esta instancia de reapertura implica para los gimnasios que no tengan un patio o terraza, o incluso canchas de fútbol al aire libre, reservar un espacio público de la Ciudad como una plaza y garantizar el distanciamiento entre las personas "Las clases al aire libre son un paliativo. Es mínimo, no le aporta mucho al sector en términos de reactivación. Tiene sentido en la medida que sea el paso previo a la apertura de los gimnasios", aseguró.
Para eso deberá cumplir con la higiene y la desinfección del instrumental que se utilice como colchonetas. Asimismo, los usuarios deberán presentar una declaración jurada donde afirmen que están bien físicamente. También se les deberá tomar la de temperatura. Y habrá que reservar turno para entrenar al aire libre.
Los natatorios todavía no entraron en la discusión. "El agua clorada es un inhibidor de cualquier contagio. Lo cual hace que el espacio sea seguro para la realización de actividad física", afirmó Fernando Storchi."Hay que romper la estigmatización de que el gimnasio es inseguro. Pero con el protocolo protegemos a los clientes. Quedó demostrado en el mundo que aplicando el protocolo correctamente se puede trabajar", remarcó el presidente de la cámara.
"El 70% de los usuarios se perdieron o dejaron de pagar. Habrá que ver cuántos regresan cuando vuelvan a abrir los locales. Por protocolo vamos a poder habilitar hasta 50% de la capacidad", planteó el titular de la cámara.
Con respecto a la vuelta de los gimnasios puertas adentro, Storchi dijo que se va a trabajar con reservas de turnos. Los clientes van a tener que hacerlo por una aplicación. Habrá un horario de entrada y otro de salida. Vamos a tener que usar mejor los horarios de banda negativa", detalló.
En la entrada de cada gimnasio se hará control de temperatura para el personal y los socios, que deberán sacar un turno. En los salones se habilitará el uso del 50% de la capacidad y se dispondrán el equipamiento de manera que haya espacio de dos metros entre una y otra.
Los gimnasios deberán proveer al personal de tapabocas, antiparras y otros elementos de protección. Asimismo, se suspenderán las actividades que impliquen contacto físico y se recomienda disponer las cintas para correr en la misma dirección y cerca de ventanas o lugares que garanticen la ventilación.
Este domingo se realizó también una protesta frente a la quinta de Olivos, sobre la avenida Maipú, en bicicletas fijas y muchos de los convocados comenzaron a pedalear, llevando banderas argentinas, con la idea de pedirle al presidente de la Nación, Alberto Fernández, la autorización de un protocolo sanitario que garantice la reapertura de los locales para evitar más cierres y despidos.
