San Carlos de Bariloche es la capital del turismo estudiantil y uno de los centros de recreación más importantes del país, pero a causa del aislamiento social, preventivo y obligatorio para minimizar los contagios por coronavirus atraviesa un otoño casi irreal: calles desiertas, hoteles deshabitados, boliches mudos y la industria del chocolate paralizada.
El intendente de Bariloche, Gustavo Gennuso, señaló que "el tema turístico tiene una alta incidencia en la ciudad, no va a ser fácilmente recuperable, el turismo va a estar más rezagado y eso compromete mucho a la vida económica de Bariloche".
En este sentido, Gennuso manifestó que se vive con gran preocupación la situación: "Estamos trabajando para desarrollar planes estratégicos que nos permitan minimizar todo esto, pero sabemos que va a ser muy grave", puntualizó.
El turismo de egresados es una gran fuente de ingresos para la ciudad. En 2019 arribaron unos 90 mil estudiantes. Otro de los sectores más afectados por la crisis sanitaria es la industria chocolatera, que se encuentra con locales cerrados y sin ventas.
"Por el momento la situación es incierta y particularmente difícil", detalló Luis Brogger, presidente de la Asociación de Chocolateros de Bariloche, un sector que sostiene 2.000 puestos de trabajo cada año y elabora unas mil toneladas de chocolate.
En cuanto a las actividades de montañismo en la zona, Martín Raffo, médico y jefe de la Comisión de Auxilio del Club Andino Bariloche, aseguró que "lo que respecta a organización de eventos está todo parado, están pospuestas todas las fechas hasta nuevo aviso".
"El panorama es difícil para la temporada de invierno, el rumor, que por ahora hay que tomarlo como tal, de que no va a haber vacaciones de invierno cuando son las semanas las más fuertes para la industria turística, genera mucha preocupación", añadió Raffo.