Se acercan las elecciones y la falta de respeto se esparce por la ciudad y sus alrededores como reguero de pólvora.
Es que ante la inminente campaña salen los militantes de los diferentes partidos políticos a colgar pasacalles en los alambrados, pegar afiches por doquier y pintar cualquier pared que vean libre, sin importarles si se trata de una propiedad privada o si es público, es decir de todos. Pareciera que en campaña electoral todo vale.
Todavía está en pie el cartel de Nelson Sombra como candidato a intendente por el Frente de Todos en el Cristo de la Ruta 3, y de esto hace dos años… A medida que pasa el tiempo, la lluvia y el sol van destiñendo a Sombra, ya está casi incoloro y ahora tiene un agujero sobre un ojo.
Estoico, Sombra sigue sonriendo, tiene pasta de político. Sombra pasó años ahí solo junto al Cristo, mano a mano. Pero hace unos días llegó compañía porteña, aparecieron colgados los carteles de Manes – Abad por la UCR, y días más tardes se sumó Emilio Monzó, que todavía no sabe bien por cual partido va, por eso los carteles son en blanco y negro, como el tablero de ajedrez, ya moverá su pieza y se decidirá a que color político se suma. Han armado una tertulia a los pies del Cristo. El lugar pasó de ser un paseo religioso a un paseo político.
Me cuesta entender el motivo por el cual los militantes dejan los carteles abandonados durante años contaminando visualmente la ciudad y sus alrededores, como si los carteles tuvieran el poder de desintegrarse por arte de magia. Nada sucede por arte de magia, siempre hay que trabajar. Y sacarlos es un trabajo.
Esto sucede a lo largo y ancho del país. Por la ruta 205 camino a Lobos todavía hay en pie carteles de Scioli como candidato a presidente en 2015 y de Florencio Randazzo postulándose como gobernador de la provincia.
El cartel de Sombra es solo una muestra, quizás la más visible a nivel local. Todos los partidos políticos hacen lo mismo, debe ser el único tema en que se ponen de acuerdo sin siquiera proponérselo.
Supongo que políticos y militantes estarán al tanto del Artículo 17 de la Constitución Nacional: “La propiedad es inviolable y ningún habitante de la Nación puede ser privado de ella…”. Claro y conciso. No es muy difícil respetar al prójimo. Los carteles, pasacalles, afiches, pintadas y otros artilugios publicitarios de campaña electoral impuestos en lugares privados o públicos son una falta de respeto. Son una invitación directa para que NO LOS VOTEMOS.
Pueden alquilar espacios, colgar pasacalles donde corresponda, inclusive conseguir paredes y alambrados de amigos o simpatizantes para hacer ahí todos los graffitis políticos que quieran. Pero en las propiedades privadas y en monumentos públicos, NO.
Llega la época de elecciones y estaría bueno que nos vayamos entendiendo.
Guillermina Gómez Romero es periodista y autora del libro Azul, Guía de viaje. Su cuenta de Instagram es @guiadeazul_dao