Hace una semana, la llegada de un grupo de trabajadores provenientes del conurbano bonaerense al frigorífico Devesa generó una enorme polémica en Azul luego de que se viralizara un audio de WhatsApp que alertaba sobre la falta de controles en el ingreso a la ciudad. Este lunes, la empresa volvió a traer empleados a trabajar en su planta local, pero a diferencia de lo ocurrido hace siete días, el ministerio de salud provincial modificó el protocolo sanitario en medio de la pandemia y exceptuó la necesidad de que los trabajadores de industrias consideradas esenciales cumplan la cuarentena por venir de zonas de transmisión comunitaria.
El personal que llegó este lunes a Azul es un equipo de supervisores religiosos que son considerados "vitales" para el funcionamiento de la planta, ya que son los encargados de controlar y trabajar los cortes que son exportados a Estados Unidos e Israel, lo que representa el negocio más importante del frigorífico. "En total son 25 personas. Este lunes llegaron diez y el miércoles llegará el resto. Son supervisores religiosos que se encargan de la faena kosher. A todos les hicimos los estudios de COVID-19 y dieron negativo", aseguraron voceros del frigorífico ante la consulta de Vía Azul.
Desde el municipio confirmaron la llegada de los trabajadores y aseguraron que la empresa les avisó. Sin embargo, no hicieron comentarios sobre los análisis de COVID-19.
"El equipo kosher se va a quedar por lo menos 15 días en Azul. A todos les hicimos los testeos de COVID-19 en el laboratorio CentraLab de Capital Federal y dieron negativo. El municipio tiene todos los resultados", argumentaron desde la empresa, y confirmaron que los religiosos permanecerán alojados dentro del hotel ubicado en el predio del frigorífico.
Según explicaron desde Azul Devesa, los trabajadores llegados este lunes no son los mismos que generaron polémica hace una semana. "Los del domingo pasado eran trabajadores de cuchillo que decidimos reemplazar por personal temporario de La Pampa, una provincia con nula o pocos casos de COVID-19, para disminuir los riesgos. Los supervisores religiosos no pueden reemplazarse y son imprescindibles para mantener a la empresa en funcionamiento, para poder enviar carne a Israel e Estados Unidos. Sin la exportación, el negocio no es viable", revelaron desde la empresa.
Ante la consulta sobre cuál será la interacción con el resto de los trabajadores de la empresa, los voceros de Azul Devesa explicaron que los religiosos trabajan "en un sector chiquito. Los que se encargan del testeo de pulmones y del degüelle pueden estar aislados, y tendrán un contacto mínimo con el resto de los empleados".
En medio de la pandemia y la emergencia sanitaria, es inevitable que la llegada a Azul de personal procedente de zonas de transmisión comunitaria como Capital Federal genere todo tipo de especulaciones y cuestionamientos sobre la cuarentena. Y si bien la resolución provincial avala al frigorífico a traer empleados y los exceptúa del aislamiento, será responsabilidad del municipio estar encima de los movimientos de la empresa, por más grande e importante que sea para el partido.