Todas las noches de invierno en Arroyito se recuerda al Loco de la Galera

El mítico personaje acechó a la ciudad a mediados de los noventa.

Todas las noches de invierno en Arroyito se recuerda al Loco de la Galera
Loco de la galera

Las frías noches de nuestra ciudad tuvieron a un protagonista excluyente, su recorrido malévolo se hacía sentir en diferentes puntos de nuestra geografía pasadas las 20 horas entre las tinieblas; mezcla de Rock Star y ente diabólico mantuvo en vilo a propios y extraños durante un par de meses en Arroyito. Tal es que el caso todavía si alguien camina solo o sola por las calles suburbanas de “la dulce” mira hacia todos lodos con miedo a su presencia.

Primero hay que ponerse en contexto; transcurrían los años noventa, nuestro poblado en líneas generales era tranquilo, nada del otro mundo, Menem manejaba los destinos de una época poco feliz para muchos y bandas como Gun’s and Roses y otros sonaban en los pasacassettes de los jóvenes. En ese entorno una noche extremadamente helada como “los confines del averno” apareció él; nada más y nada menos que El Loco de La Galera.

El Blog “Arroyito Viceversa” por allá por el año 2010 recordaba esta serie de eventos paranormales “Siento ese frío como si fuera hoy, el que entraba por la ventana ese invierno de año 95 mientras mirábamos el noticiero local donde en pocos minutos el comisario iba a hablar sobre el avistamiento de este ’'siniestro’' personaje que atormentaba a una ciudad entera”

En cuanto a las opiniones de la época el blog publica ’'Es un hombre medio como encorvado y con una galera que corre por las márgenes del Río Xanaes asustando gente’' decía una mujer entrada en años a la salida de la iglesia. ’'Para mí que es un loco endrogado que se pierde y hace daño’' vaticinaban otras señoras un tanto sueltas de lengua como aquel macho argento en la barra de un bar que decía: ’'Si lo encuentro a ese me lo golpeo como santiagueño al bombo’'. Eran solo alguno de los dichos que este Hijo de Mefistófeles generaba.

La leyenda nace con la primera presentación pública de este macabro individuo según un el mito urbano en un kiosco de calle General Paz; allí unos jóvenes a pesar del frio bebían unas cervezas y otros tragos escuchando un poco de música cuando en un acto que nunca quedó muy claro si lo vieron entre las sobras o se les hizo presentes de repente este galán nocturno. Con algo de Rock Star por lo de la Galera como Slash, guitarrista de la banda de rock ante mencionada. Lo cierto es que el susto fue grande y aquellos muchachos juraron venganza.

Desde ese momento su maligna presencia empezó a tomar trascendencia, golpes en las puertas, pasos por los techos, animales muertos en las entradas a los domicilios eran su sello perverso, su marca registrada, su carta de miedo. Ni hablar lo que significaba para aquellos que debían cruzar del Complejo del Cultural (en aquella época el pavimento de la Av. Marino Moreno llegaba hasta la intersección con Sáenz Peña y lo demás era bosque de eucaliptos), o quienes debían cumplir con el turno noche en su trabajo, en el caso de los que cursaban de noche en la escuela técnica eran presos del pánico gracias a este tipo.

Dicen algunos que una noche quienes trabajaban en la recolección de residuos urbanos salieron a tras esta figura del inframundo y que al llegar a la vera del río casi como un ente espectral desapareció entre la niebla y el agua (está claro que sabía nadar). También un grupo de personas a bordo de sus motos y armados hasta los dientes aseguran haberlo “arrinconado” en el cementerio pero de manera fantasmagórica ’'The madman of the Galley’' se escondió o se esfumó entre las tumbas.

Algún borracho luego de una “parranda” de esas que terminan en melancolía salió de una cantina a enfrentarlo a suerte y verdad con el plomo como escudo. Nuca quedo claro en realidad si pudo herir a este perverso ser ya que al otro día lo único que le permitió recordar la “resaca” es que había vaciado el tambor de su revolver pero no sabía para donde había disparado; creo que lo mejor de esto fue que no se dio así mismo. Es que el tirador no estaba en condiciones.

El invierno continuaba y medios de tirada nacional y provincial retraban lo que pasaba en Arroyito, a esa altura ya la liga de brujos, espiritistas y trabajadores de la magia negra especulaban que las noches de nuestra ciudad eran perfectas para aquelarre.

Sobre el fin de las apariciones del Loco de la Galera también se tejen varias hipótesis, algunos dicen que sufrió un disparo en la vecina localidad de Tránsito donde tenía una o dos amantes (los personajes oscuros también se enamoran). Otros especulan que con la llegada de la primavera las noches san más cortas, aclara más temprano y menos tiempo para sus fechorías, además quedaría expuesto.