El Papa Francisco suspendió por el lapso de seis meses a Rainer Maria Woelki, el arzobispo de Colonia, debido a una causa que pesa sobre él de abuso a menores.
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Tras conocerse los resultados de la auditoría que se realizó en la causa, el Papa tomó la determinación de apartar de su cargo a Woelki y pasar a investigar más profundamente las denuncias de abusos dentro de la diócesis.
Las medidas adoptadas por Francisco
Se dictaminó que el cardenal Woelki permanezca en su cargo tras cumplirse la suspensión, luego de tomarse seis meses de “reflexión”. Pero a su vez, el sumo pontífice encargó una visita apostólica para investigar en detalle las denuncias que se cuentan por centenares sobre abuso de menores.
Las mismas datan desde el año 1975 por parte de varios sacerdotes, según se reveló a principios de este año, tras lo informado por la Conferencia Episcopal Alemana en un comunicado emitido este mismo viernes.
Aunque tras la auditoría, el Vaticano no encontró pruebas suficientes que vinculen a Woelki con los abusos directamente, sí lo dictaminó culpable de “graves errores” en lo que respecta a la gestión de las denuncias, fundamentalmente en lo que respecta a la comunicación de ellas. Hay que destacar que no se lo vincula al arzobispo de Colonia con encubrimiento de los abusos.
Asimismo, Francisco rechazó la renuncia a la diócesis que había presentado la semana pasada Woelki y le indicó este período de reflexión.
También, el Papa rechazó este mismo viernes las renuncias de los dos obispos auxiliares de Colonia. Pero consideró que no ignoraron deliberadamente las denuncias de abuso sexual.
En ese sentido, Jorge Bergoglio envió a Dominik Schwaderlapp, uno de los obispos, a Kenia, más específicamente a Mombasa, para oficiar de “pastor de almas” durante el lapso de un año.
¿Cómo se dio la auditoría?
Todo comenzó luego de que el Papa le encargara la tarea de “tener un cuadro completo sobre el asunto de los abusos” en la diócesis al Monseñor Johannes van den Hende, Obispo de Rotterdam y presidente de la Conferencia Episcopal holandesa y al Cardenal Anders Arborelius, Obispo de Estocolmo, en el mes de mayo pasado.
Esto se dio a partir de un informe surgido a principios de este año que denunciaba “encubrimiento sistémico” de centenares de casos de abusos sexuales a menores de edad desde el año 1975 a 2018.
Ya en marzo, fue el propio Woelki quien había declarado que hubo “caos” y un “sistema de silencio, secreto y descontrol” dentro de la administración de la archidiócesis y agregó que “generalmente hubo falta de compasión, en general hubo falta de empatía (...) eso nunca debería haber sucedido así”.
El informe a posteriori confirmó 314 casos de abusos a menores y 202 presuntos autores de estos abusos.