Juan José Gómez Centurión, 61 años, fue funcionario en parte del segundo gobierno porteño de Mauricio Macri. Al ganar Cambiemos la Presidencia, fue designado al frente de la Aduana Nacional y después fue nombrado vicepresidente del Banco Nación. A mediados de marzo pasado, Gómez Centurión abandonó el gobierno y también dejó Cambiemos para formar "NOS", su propio partido.
Militar retirado, combatiente en Malvinas (también partícipe de la rebelión carapintada contra el gobierno de Raúl Alfonsín), Gómez Centurión se propone refundar el espacio de “derecha” del arco político local. “En cualquier modelo político en el mundo hay un partido de derecha, un partido de izquierda, y después fluctúa la sociedad; cuando hay que distribuir, va a la izquierda, cuando hay que ordenar, a la derecha. Esto está pasando en Europa. Pasó en Brasil, en los Estados Unidos. Se abandona la globalización y se va hacia una derecha soberanista. Este país perdió moneda, relaciones exteriores, defensa y seguridad. Nosotros tenemos que ver con valores fundacionales”, dijo en charla con este medio.
-¿Lo ha defraudado la gestión de Cambiemos?
-Seguramente. Yo tenía un alto nivel de expectativa. Como mucha gente.
-¿En qué cree que ha fallado?
-Por ejemplo, tanto a nivel privado como a nivel nacional, hay una incapacidad fenomenal de entender el interior. En los organismos públicos hay un centralismo absurdo, que no gobierna los aspectos estratégicos más importantes. Eso es un resguardo de poder que alimenta un sistema que tiene que ver con la burocracia, con los cargos, con los nombramientos.
-Dice que se podría haber hecho más en términos de federalismo.
-Es un déficit de los últimos 40 años. Tampoco creo que hemos avanzado demasiado en los últimos tiempos. El esquema dirigencial argentino no cambió. Puede ser que haya una transformación cosmética en la forma de asignar recursos a determinadas provincias desde Buenos Aires, lo que es un modelo de negociación, pero no un concepto de gestión.
-¿Cambiemos dice que con este gobierno se mejoró mucho la relación con los gobernadores?
-La comparación con el modelo de Cristina es como mirarse en un espejo roto. El modelo no es ‘el que hacía Cristina o el que no hacía’. Hay otros modelos de gestión totalmente distintos que hay que desarrollar. El esquema impositivo sigue siendo el mismo: la Nación recauda y reparte. Hoy hay provincias en las que el 92 o el 93 por ciento de su presupuesto es coparticipable. Ese modelo de gestión provincial gasta sin recaudar.
-Ahora, hay provincias que necesitan sí o sí la ayuda de la Nación, sino son inviables…
-Sí, pero cuando una provincia tiene más del 90% en término de coparticipación, hay algo que no está funcionando. No funciona el esquema.
-¿Qué lectura hace de las elecciones de Neuquén y Río Negro en las que Cambiemos no obtuvo los resultados que el gobierno nacional esperaba?
-Las elecciones mostraron que los gobiernos provinciales, con los recursos que le asigna la Nación, están funcionando. Hacen obra pública, por lo que la gente no los cambia. Se provincializaron las elecciones y salieron del modelo de nacionalizar la elección.
-NOS va a buscar alianzas con otros opositores?
-Hoy la polarización representa el fracaso argentino de los últimos 40 años. Es un esquema que no ha salido del modelo de déficit fiscal y cada 10 años ajuste, con una devaluación del 30 al 40 por ciento. Déficit fiscal que termina en un compromiso financiero que para poder solventarlo; hay que salir ajustar y se ajusta devaluando y con 500 mil pobres más. La polarización representa eso: un 30 por ciento de núcleo duro del voto kirchnerista que no se mueve hace ocho meses, y un 30 % del voto Cambiemos, que tampoco se mueve. Y hay un 40% la población que hoy no tiene preferencia y está esperando una propuesta.
-¿Cuál es su propuesta?
-Lo que tenemos que hacer es bajar el gasto de la Argentina, reestructurar la administración pública, sacar burócratas innecesarios, bajar los impuestos, permitir la producción y generar trabajo. En cinco años tenemos que triplicar las exportaciones. Eso significa que en ese período bajamos un millón y medio de planes sociales para pasarlos al ámbito laboral. Obviamente que esto trae conflicto político.
-¿Le dijo esto a Macri?
-Sí, lo hemos hablado muchas veces. Soy una persona muy clara.
-¿Qué le respondió?
-“Hay cosas que no se pueden hacer”… entonces uno plantea: reformemos la ley laboral. No se puede. Reformemos la ley sindical. No se puede. Reformemos el sistema impositivo. No se puede…
-Usted habla de ajustar. ¿Se le puede pedir más esfuerzo a la gente cuando el sachet de leche sale 45 pesos?
-¿Sabe cuántos asesores puede tener un diputado? Más de 30. Un senador, más de 60. Es una Pyme… -Es cierto que pueden ajustarse ciertos ítems, pero los grandes números de la economía parecerían pasar por otro lado… -El número de la administración pública es enorme. Gigantesco. Unos 16 mil millones de pesos al año sale la jefatura de Gabinete, que emplea a más de dos mil personas. Estás hablando de empleo no productivo…
-Usted está hablando concretamente del área de Marcos Peña…
-Sí, claro. Esto está en el presupuesto, no lo estoy inventando.
-Este gobierno empezó aumentando el número de ministerios…
-Sí, sobre lo que había se puso otro gobierno más encima. Uno ve en qué gastan el dinero los organismos del Estado… el fin de semana pasado salió una publicidad de la provincia de Buenos Aires, un congreso sobre lenguaje inclusivo. ¡Muchachos, la provincia de Buenos Aires está en llamas! Afinemos el presupuesto para la emergencia social que hoy es gravísima.
-¿Para usted Macri debería insistir con la reforma laboral?
-Yo no voy a ponerme a darle consejos al Presidente Macri, pero él sabe qué tiene que hacer. La presión de afuera es algo que creamos nosotros mismos. Argentina vive del cuento de que el ogro está afuera, pero el ogro, en realidad, está acá adentro, está en la Plaza de Mayo. Somos el único país del mundo toca el timbre para pedir plata urgente y en monto desorbitantes, y después se enoja con él que te presta la plata. Este gobierno tiene dificultades excesivas para cumplir con el déficit primario, y el déficit secundario, que incluye a los intereses de la deuda. El primer informe del Fondo decía que la deuda iba a llegar al 65% del PBI y llegó al 85. Bingo. Llegó el momento de hacer algo.
-¿Esto va a demandar una renegociación con el FMI?
-Obvio, obvio. Se puede tomar una línea de crédito del FMI que es a mediano plazo. Pero primero hay que cumplir con lo que estaba pautado. Y después sentarse y renegociar una parte del déficit secundario que son los intereses de la deuda tomada con el FMI, y después está todo el resto de la deuda de bonos, una fortuna. El Estado no debe endeudarse más. Argentina debe recuperar la moneda. Las sociedades que pierden su moneda, pierden el valor de la convivencia. En 2016, hubo algunos que no nos resignábamos a dar discusiones como “qué prócer ponés en el billete de 200 pesos y qué prócer ponés en el billete de cinco pesos”. Es una discusión cultural…
-…que terminó con animales en los billetes…
-Animalitos… dice mucho de una actitud y de cuál es tu valoración del fenómeno cultural.
-¿Usted ya definió que quiere ser candidato a Presidente?
-Yo soy precandidato de NOS. “Nos” es la primera palabra del Preámbulo de la Constitución Argentina. Es un pacto entre los dirigentes de la época, cansados de treinta años de anarquía, guerras civiles, caudillismo. Hay que volver a repactar la Argentina.
-Dice que apunta a un 40 por ciento del electorado que no se referencia en Cambiemos ni en el kirchnerismo. Pero ese 40 por ciento es pretendido por Lavagna o Alternativa Federal.
-Sí, pero la diferencia es que muchos de los que disputan ese espacio fueron los conductores del bondi que nos trajo hasta acá. La fealdad y lo duro que han sido los resultados para el ciudadano común, no enamoran y eso dicen los sondeos.
-¿Cuál sería un mecanismo de refundación?
-Un pacto de la política. De acá para adelante. No tomamos deuda, no subimos los impuestos, no aumentamos la burocracia estatal. ¿Por qué no se puede hacer en la Argentina?
-¿Por qué?
-Porque la política perdió institucionalidad y no hay partidos políticos. Hay macrismo, hay cristinismo, massismo, hay lavagnismo, pero no hay partidos políticos que puedan comprometer la palabra de acá a futuro. ¿Quién los garantiza? Esos pactos se terminan haciendo en términos de poder puro. La dirigencia rompió todo, se comió los partidos. En esto tampoco el macrismo hizo un aporte.
-¿Cómo piensa unir al electorado de derecha?
-Nos gustaría mucho vincularnos con (José Luis) Espert en unas PASO de toda la derecha.
-Volviendo al gobierno nacional, ¿qué opina de su política de seguridad?
-El gobierno no logró recuperar por parte del Estado el monopolio de la fuerza, y eso te das cuenta cuando no se puede jugar una final de fútbol en Núñez. Hay sectores privados que en determinados momentos y lugares consolidan el monopolio de la fuerza en contra del Estado. Y lo logran exitosamente, como cuando uno ve que Gendarmería es palpada de armas al ingresar en las comunidades mapuches. Y el gobierno no ha logrado tampoco revertir la ecuación de “crimen organizado, Estado desorganizado”. Hace cuatro años que el ministerio de Seguridad no logra nombrar al director de Inteligencia Criminal; no está claro el rol de la AFI, que no se sabe si hace inteligencia exterior, inteligencia interior, a quién espía…
-Las falencias en el área de seguridad e inteligencia que señala, ¿no son precisamente las que aparecen en la investigación de Ramos Padilla y el caso D'Alessio?
-Eso es el Estado desorganizado. Bandas que operan hoy para vos, mañana para otro, o para el Estado o para un juez, y nadie sabe cómo se está gestionando eso. Delito organizado, Estado desorganizado. Son mafias organizadas, vinculadas, coordinadas en términos de negocios con el Poder que condicionan al gobierno de turno.
-Al gobierno no ha gustado la investigación del juez Ramos Padilla al punto que busca enjuiciarlo en la Magistratura.
-No tengo demasiados elementos de juicio. Pero me parece claro que hay dos cosas: Una, que el Poder Ejecutivo no tiene que opinar sobre los procesos de la Justicia; y lo otro es que me da la impresión de que el proceso iniciado en Dolores tiende a voltear la causa de los cuadernos.
-Usted está en contacto con grupos de los llamados "Pro Vida". Otro gran sector de la sociedad piensa lo contrario. ¿Puede haber un punto de contacto?
-Yo creo que la reconciliación es la Ley. La ley marca el acuerdo al que se ha llegado y por algo no salió la ley. Ese fue el acuerdo. Lo que decimos es que esta discusión nunca estuvo en la propuesta de campaña de Cambiemos. Cuando el presidente Macri cierra el Congreso Eucarístico del año 2015, habla de sostener los principios constitucionales de defender la vida a partir del momento de su concepción; esa fue su definición de campaña sobre el tema.
Por la corresponsalía Buenos Aires