Entre líneas pero muy contundente, el presidente de la Corte Suprema de Justicia, Carlos Rosenkrantz, envió este martes un mensaje a todo el Poder Judicial y a la dirigencia política del país al sostener que los fallos no deben buscar empatía en un sector determinado sino estar construidos únicamente sobre el imperio de la Ley y la Constitución.
En su mensaje de apertura del año judicial 2019, Rosenkrantz parafraseó a Félix Frankfurter, un abogado, profesor y jurista austriaco-estadounidense que se desempeñó como juez asociado de la Corte Suprema de los Estados Unidos.
"Frankfurter decía: La Corte no tiene razón de existir si meramente refleja las presiones del momento. Nuestro sistema está construido sobre la fe de que las personas a quienes se les ha asignado esta especial función son líderes de la influencia de la inmediatez y de las desviaciones de ambiciones mundanas y serán capaces de adoptar una perspectiva de un alcance mayor al del período de responsabilidad confiado por la Constitución al Congreso".
La Corte tiene por delante una agenda de decisiones con alto contenido político. Resolverá próximamente sobre el fondo de la cuestión en un expediente que ya trató durante la feria: "U.C.R. y otro contra Provincia de La Rioja". Allí deberá definir si es constitucional o no la enmienda que habilita la reelección del Gobernador de la Provincia.
Luego llegará un fallo de alto impacto simbólico y económico que la administración de Mauricio Macri está esperando con incertidumbre: el Máximo Tribunal tiene que decidir en las próximas semanas si jubilaciones y pensiones pueden tributar el impuesto a las ganancias. De expresar un rechazo habría un duro golpe para las finanzas públicas.
Más adelante, delimitará los alcances de la legitimación del Defensor del Pueblo de la Nación para promover un amparo colectivo en favor de jubilados y pensionados solicitando la aplicación del fallo "Badaro" con alcance general. Esto también requeriría de un monumental esfuerzo fiscal y preocupa al Gobierno.
Según advirtió ahora el presidente del máximo tribunal, lo que importa no es meramente el resultado de la decisión, es decir, quien gana y quien pierde. "No importa si gana el Gobierno o la oposición, la izquierda o la derecha, el actor o el demandado. Lo que importa es que el resultado del pleito venga determinado por las razones jurídicas que lo justifican".
Rosenkrantz aclaró que las decisiones judiciales no pueden ser Ad Hoc, sino que deben estar estructuradas por principios. "Debemos comprometernos en casos futuros a aplicar esos mismos principios aunque el resultado sea impopular o antipático", instó.
Por ello, pidió a cada uno de los integrantes del Poder Judicial que –como Ulises- se “aten al mástil de la legalidad”. Ese, consideró, es el camino para recuperar confianza y legitimidad en este Poder del Estado.