El 27 de febrero de 1977 es un día que quedará marcado por siempre en la historia del fútbol mundial, ya que Diego Maradona, con apenas 16 años, debutó en la Selección Argentina. Y este miércoles, a 42 años de aquella histórica jornada, es un buen momento para repasar cómo fue el momento de la citación.
"Pelusa", como era apodado por aquel entonces, ya venía demostrando todo su potencial en la primera de Argentinos Juniors y César Luis Menotti, DT de turno en la albiceleste, posó sus ojos sobre él y lo convocó para disputar un amistoso frente a Hungría.
Diego ingresó a los 20 minutos del segundo tiempo en reemplazo del ya consagrado Leopoldo JJacinto Luque, pero la particularidad de aquella jornada se dio post encuentro frente al combinado húngaro.
Entrevistado por un periodista de la época, el "Diez" reveló cómo se enteró que iba a tener su primera chance en la Mayor y qué le pidió Menotti a la hora de informarle sobre la convocatoria.
"Bueno, Menotti, después de terminar la práctica con el juvenil contra los mayores, me había dicho que me vaya a concentrar a las 10 y media y que no le diga nada a nadie", explicó Diego, todavía con sus rulos inconfundibles.
"¿Ni a tus familiares?", indagó el cronista con sorpresa, a lo que Diego admitió: "Sí, por supuesto, a mi mamá y a mi papá".
Desde esa fecha y hasta su retiro del seleccionado nacional, durante el Mundial Estados Unidos 1994 por el doping positivo que según él "le cortó las piernas", Diego protagonizó un romance incomparable con la albiceleste, esa camiseta que le dio alegrías y tristezas pero que, al final de cuentas, siempre fue su gran amor.
Un emblema nacional
Durante los 17 años en los que fue parte del seleccionado argentino, Diego tocó el cielo con las manos al consagrarse en el Mundial México 1986, certamen en el que fue figura del plantel que dirigía Carlos Salvador Bilardo.
Autor de 54 goles a lo largo de su trayectoria en el elenco nacional, cuatro años más tarde alcanzaría el subcampeonato en Italia 1990. Este torneo quedó marcado a fuego en la trayectoria de Diego por un hecho en particular: durante la final ante Alemania, él mismo se encargó de defender el himno nacional a capa y espada mientras el público local abucheaba la canción, después de que él y sus compañeros eliminaran a la azzurra en una de las semifinales.
Sin embargo, le quedó una deuda pendiente en su abultado palmarés: ganar una Copa América, torneo en el que solo pudo subirse al podio en la edición Brasil 1989 al lograr el tercer puesto.