Unas 145 ballenas piloto murieron tras quedar varadas este fin de semana en una isla neozelandesa, informaron hoy fuentes oficiales. Los cetáceos fueron arrastrados hasta una playa solitaria de la isla Steward, la más austral de Nueva Zelanda. Según el Departamento de Conservación (DOC), la mitad de las ballenas ya había fallecido y las demás tuvieron que ser sacrificadas.
La manada fue descubierta el sábado por la noche por un excursionista que se encontraba en la zona. Al principio se intentó devolver al mar a los mamíferos que seguían con vida, aunque sin éxito. Finalmente, se tomó la decisión de sacrificarlos.
El experto en ballenas Ren Leppens de DOC habló de una "decisión que parte el corazón". Los cadáveres quedaron desperdigados por la arena a lo largo de varios cientos de metros.
Los expertos sospechan que uno de los líderes del grupo resultó herido o cayó enfermo, lo que hizo que perdiera el sentido de la orientación y que todos los demás animales le siguieran. También es probable que las ballenas acabaran atrapadas en una corriente o que fueran atacadas por tiburones.