Si hay una novela que, a pesar del paso del tiempo, se encuentra en permanente vigencia, es El principito. Con ese libro, su autor, Antoine de Saint- Exupéry pasó a la historia, y hasta día de hoy es reivindicado por toda la comunidad literaria. En esta oportunidad, el escritor Álvaro Abós adelantó en un artículo publicado en Clarín, de qué se trata su nuevo libro "Mira la catedral que habitas", donde cuenta los 16 meses que Saint-Exupéry estuvo en el país, lugar donde entre otras cosas, descubrió al amor de su vida y encontró su lugar en el mundo.
“Llegó a la Argentina el 12 de octubre de 1929 y la abandonó el 1 de febrero de 1931. Era un hombre de treinta años que había volado ya para la compañía de correo aéreo Latécoère, en Francia y África”, contó en ese medio. Y detalló que apenas pisó Buenos Aires, se instaló en un departamento en plena calle Florida.
Si bien, Abós explica que a lo largo de la historia de la aviación francesa, Antoine no se destacaba tanto como sus pilotos colegas, Henri Guillaumet y Jean Mermoz, el autor de El principito "supo expresar como nadie la experiencia interior y la aventura prodigiosa del aire en aquellos tiempos de la aviación pionera". Y agrega: "En las madrugadas febriles de la Galería Güemes, antes de caer exhausto, Saint-Exupéry escribía febrilmente "Vol de nuit" (Vuelo nocturno), una novela que tenía algo de diario personal. Allí reelaboraba su propia experiencia en los cielos argentinos".
Pero uno de los datos menos conocidos que revela, es la vida sentimental del célebre autor. "Una tarde fue a escuchar una conferencia organizada por los Amigos del Arte en la Galería Van Riel, de la calle Florida. Y allí conoció a la mujer de su vida. Se llamaba Consuelo Suncín. Era salvadoreña y a sus treinta años era doblemente viuda", relata Abós. Según cuenta, la misma Consuelo aparece en El Principito, retratada como la Rosa, con la que hablaba el protagonista.
Por último, el escritor argentino habla sobre los desafíos que tuvo a la hora de hacer este libro. "Cuando decidí contar la vida de Antoine de Saint-Exupéry durante los 16 meses que vivió en Argentina, comprobé que ninguna de las muchas biografías que se le han dedicado, algunas muy buenas, acertaba a descifrar el siguiente aspecto: fue aquí cuando llegó a un momento de la vida que no todos alcanzamos. El momento en el que alguien descubre la verdad sobre sí mismo y adquiere su auténtica identidad", explica. Y justifica: "En la Argentina (...) supo que sería hombre, piloto, escritor, amante".