Shakira fue imparable desde que era casi una nena. A los 22 años, ya tenía cuatro álbumes, vivía el éxito de ¿Dónde están los ladrones? y había sido entrevistada nada más y nada menos que por su coterráneo Gabriel García Márquez.
Veinte años después, ninguna otra latinoamericana la ha sacado del trono y sigue siendo la cantante más exitosa y reconocida del continente. Vivió momentos difíciles, claro, como el final de su relación con "Antonito" De la Rua en 2011, o el problema en las cuerdas vocales que casi la hace dejar de cantar en 2017. Pero a los 41 años está mejor que nunca, y todos los rumores de separación con Gerard Piqué los desmintió.
El 25 de octubre la Colombiana se presentará en Vélez, y a punto de desembarcar en la Argentina explicó que está feliz de que sus hijos la acompañen en parte de la gira.
Al principio tenía "terror absoluto" de volver al trabajo después de ser madre, pero lo logró. "Al principio me costó, tenía mis miedos de repartir mi tiempo entre mi carrera y ellos. Pero una vez que superé el primer obstáculo, empezó a fluir. Ellos venían al estudio, y de hecho se convirtió en una nueva forma de conectar. Aprendí que no hay que elegir entre las cosas que uno quiere, pueden convivir en armonía", explicó a La Nación.
"Mis niños me han acompañado durante una parte del tour, y es inexplicable la sensación que me da verlos disfrutar del show. Ver las cosas a través de los ojos de un niño es un don, porque lo hace todo nuevo y me conmueve ver esos ojitos brillando descubriendo la música en vivo y viendo a su madre cantar", señala.
En una carrera tan larga, la relación con el público también tiene idas y vueltas. Mientras que sus primeros fans la tildan de "comercial" y acusan que perdió la esencia, otros la han llegado a llamar "la reina del pop latino". Ella sabe defenderse.
"Mi música, y cada disco que hago, es un reflejo directo de lo que estoy sintiendo y estoy explorando en ese momento. Muchas veces no entro al estudio pensando en una dirección específica, más bien la música me lleva a mí. Me dan ganas de hacer todo, de explorar nuevos ritmos, de renovar otros estilos míos, de no cortarme", explica con seguridad, sabiendo que siempre habrá críticas pero también un público que confirma su éxito en cada presentación.
La colombiana también habló de su relación con su pareja, Gerard Piqué, aunque siempre desde el tema de la música. "Supongo que el desamor o la tristeza me han inspirado en el pasado, es verdad, pero por suerte yo también siento que el amor me inspira. Además, ningún amor es estable todo el tiempo. Gerard y yo somos igual de gritones y expresivos con lo bueno y con lo malo".
La fama y gran exposición a la que se enfrenta (y se enfrentó prácticamente durante toda su vida) hacen que siempre se hable de su salud, su pareja y la relación que tiene con sus hijos. Pero una vez más Shakira demuestra que está a la altura de una estrella internacional y que puede lidiar con todo lo que eso significa.