Pero, aunque este dato no es tan conocido, la realidad es que el 70% de la ingesta de sodio proviene de alimentos procesados y ultraprocesados como panificados, embutidos, enlatados, congelados, quesos, caldos, sopas y envasados en general.
Es por eso que en enero de 2017 se reglamentó la Ley Nacional N° 26.905 de Regulación del Consumo de Sodio. La norma plantea la reducción progresiva de la sal contenida en los alimentos procesados, la fijación de advertencias en los envases sobre los riesgos del consumo en exceso de sal, promueve la eliminación de los saleros en las mesas de los locales gastronómicos y fija el tamaño máximo para los envases individuales en los que se vende sal -que no pueden superar los 500 miligramos- estableciendo sanciones a los infractores.
El uso desmedido de sal es el principal factor de riesgo de aumento de la presión arterial, causante de enfermedades cardio-cerebro vasculares y renales.
El secretario de Promoción de la Salud, Prevención y Control de Riesgos de la cartera sanitaria nacional, Adolfo Rubinstein, destacó la importancia de esta ley y afirmó que "la reglamentación de la Ley de Regulación del Consumo de Sodio constituye una herramienta fundamental para profundizar el impacto de la medida y garantizar un acceso igualitario a alimentos con menor cantidad de sodio para proteger la salud de toda la población. Cada gramo de sal que disminuimos en la ingesta diaria evita cerca de 2.000 muertes por enfermedad cardiovascular y ataques cerebrales en la población argentina".
Por otra parte, se recomienda mejorar los hábitos y evitar el consumo excesivo de sal. Algunas prácticas como aumentar el consumo de alimentos naturales y preparados en el hogar, reducir el uso de sal en la cocción, reemplazar la sal por otras especias y hierbas para condimentar y evitar el salero en la mesa, mejoran la salud y previenen enfermedades. A su vez, se aconseja evitar agregar sal en la preparación de alimentos para bebés, niños y niñas con el objetivo de que el paladar de los más chicos se adapte al reconocimiento de los sabores naturales de los alimentos.
Datos de la 3ra Encuesta Nacional de Factores de Riesgo realizada en 2013 en Argentina muestran que el 34% de la población mayor de 18 años se reconoce hipertensa. La encuesta también mostró una reducción en la utilización de sal de mesa después de la cocción o al sentarse a la mesa, pasando de 25% en el 2005 a 17% en 2013. Además, el 82% de la población se realizó controles de presión arterial. Si bien estos datos son positivos, la hipertensión arterial constituye un grave problema de salud pública que requiere dar continuidad y profundizar las políticas públicas vigentes, así como también fortalecer la certeza de la necesidad de reducir el consumo de sal.
Alberto Cormillot, coordinador del Programa Nacional de Alimentación Saludable y Prevención de la Obesidad destacó que "la sal es un asesino silencioso y es nuestra misión darle voz. Tratarse la presión elevada es un tercer paso. Impulsar y favorecer que las personas se tomen la presión es el paso anterior. El primero de todos es alertar sobre los problemas a la salud del consumo excesivo de sal y otros comportamientos que generan el aumento de la presión".