Factores como el feminismo, la tecnología y la vida cambiante de las grandes ciudades influyen para que el periodo de desgaste de una relación de pareja -que antes se ubicaba alrededor de los 7 años- se haya reducido a dos años.
Manuela Gutiérrez, socióloga de la UBA, explica: "La apuesta amorosa no es igual que hace unas décadas, son numerosas las variables que interfieren. Un elemento central es el feminismo; este movimiento viene a dar vuelta estructuras que están muy arraigadas, y esto no solo modifica las relaciones heterosexuales, sino también las homosexuales, dado que los roles y estereotipos de género atraviesan culturalmente a las personas".
La vida urbana de las grandes ciudades también influye con gran peso en las relaciones. "El tiempo es verdaderamente escaso. Esta situación provoca que tenga que existir una voluntad de pasar tiempo con otro, decidir priorizar ese espacio de intimidad por sobre otras actividades. La vida moderna que indica que el ocio es mirar una serie también es una batalla -cultural- que es preciso dar. ¿Qué otras formas de encuentro podemos descubrir? ¿Qué pasa si abandonamos celulares y redes sociales un fin de semana?", lanza Gutiérrez.
Además, explica que la llamada "adaptación hedónica" es un factor determinante en la ruptura de las parejas modernas. "Somos fisiológica y psicológicamente propensos a dar por sentadas las experiencias placenteras, que luego de un período se naturalizan y nos hacen regresar a los niveles de satisfacción previos al suceso feliz", describe a La Nación.