Fanático de las cábalas como ningún otro entrenador en el mundo, Carlos Salvador Bilardo fue el principal responsable de que Israel se transforme con el correr de los años en un habitual rival para la Selección Argentina antes de los Mundiales.
Quizás muchos lo sepan y otros no tanto, pero el propio Bilardo sufrió mucho la previa a la Copa del Mundo México 1986 por resultados negativos y un rendimiento del equipo que no contagiaba al pueblo argentino.
Luego de sendas derrotas amistosas ante Francia (2-0) y Noruega (1-0), el por entonces DT albiceleste priorizó cruces frente a clubes en lugar de chocar con otros seleccionados. Le ganó al Napoli (2-1) y Grasshoppers de Suiza (1-0)., más tarde empató con Junior de Barranquilla (0-0) y, en México, superó al América (3-2) y al Atlante (3-0).
"La Selección no jugó en el país porque Bilardo le tiene miedo a la gente", aseguró por esos días César Menotti en una entrevista para El Gráfico, exhibiendo la mala relación que siempre mantuvo con su colega.
Con estos resultados positivos a cuestas, recién el 4 de mayo de 1986 Bilardo aceptó enfrentarse nuevamente a un combinado nacional: el israelí. El partido, disputado en Ramat Gan, concluyó con un contundente 7-2 para Argentina con tres goles de Sergio Almirón, dos de Diego Maradona, uno de Claudio Borghi y el restante de Carlos "Chino" Tapia.
Luego, el final es conocido: la albiceleste levantó su segunda Copa del Mundo FIFA en el estadio Azteca y todo fue alegría para Bilardo y compañía.
Cuatro años más tarde, en la previa a Italia 1990, el "Doctor" repitió el cruce amistoso contra los israelíes y también se fue victorioso: 2-1 con gritos de Maradona y Claudio Caniggia.
En la misma sintonía, Alfio Basile en la previa de Estados Unidos 1994 y Daniel Passarella, antes de Francia 1998, mantuvieron la tradición impuesta por Bilardo.
Mientras que el plantel conducido por el "Coco" se impuso por 3 a 0, también en Ramat Gan, los dirigidos por el "Kaiser" no corrieron con la misma suerte y sucumbieron por 2-1 en Jerusalén.
Repudio de la comunidad palestina
Pese a que se trata de un amistoso, la comunidad palestina exhibió un profundo rechazo a que argentinos e israelíes se enfrenten en la ciudad de Jerusalén porque consideran que es un apoyo a la ocupación de Jerusalén Este.
"Como se ha aclarado, el campo originario para el partido era Haifa. Sin embargo, y tras presión política por parte del Gobierno israelí, como dijo abiertamente la ministra de Cultura y Deportes, Miri Reguev, el partido se ha trasladado a Jerusalén", reza el presidente de la Asociación de Fútbol Palestina, Yibril Rajub, en una carta dirigida a su par argentino de la AFA, Claudio Tapia, a la que tuvo acceso la agencia EFE.
Quien se sumó al reclamo desde el lado argentino es Claudio Morresi, exfutbolista y secretario de Deportes de la Nación entre 2004 y 2014, mediante un comunicado en el que critica duramente al Gobierno nacional.
"La única razón por lo que la Seleccion argentina juegue en Jerusalén es por una presión del gobierno a la AFA. Llevar a Leo Messi y al resto del equipo a una ciudad donde existe un conflicto internacional, solo se entiende por algun negociado del gobierno, que expone a un peligro innecesario al equipo nacional. Si el pueblo Israeli quiere ver a la selecion argentina lo lógico sería que la lleven a jugar al El estadio Ramat Gav de Tel Aviv que tiene capacidad para 10.000 personas más que el Teddy Kolen de Jerusalén", comienza el descargo de Morresi.
Al margen de la disconformidad de las autoridades palestinas, Leo Messi y compañía generaron una revolución en Israel al punto que en apenas 20 minutos se agotaron todas las localidades.
¿Podrá Gonzalo Higuaín cortar la sequía goleadora con la albiceleste en tierras israelitas?