El consumo masivo de carne de todo tipo no parecería ser un problema a simple vista. La producción, la exportación y los beneficios de su consumo hace que se pierda la mirada crítica en relación al maltrato animal en Argentina. Si bien son las menos, hay organizaciones que luchan por los derechos de los animales. Resulta curioso, ya que el maltrato y la crueldad hacia estos seres es un delito penal, establecido por la Ley 14.346. Pero hecha la ley, hecha la trampa.
Generalmente, son contadas con los dedos de la mano la veces en las que se aplica la ley o se imponen multas, ya sea por un tema de prioridades o por no denunciar.
Contra esa realidad, Voicot es una de las asociaciones que lleva alta la bandera de la lucha contra el maltrato de los animales. Se trata de un grupo de publicistas, fotógrafos y escritores que se convirtieron en activistas por los derechos animales, cuyo slogan es "violencia es comer animales".
Entre sus actividades más destacadas, mencionan el rescate de gallinas, tras la quiebra de Cresta Roja en 2016. Además, utilizan el arte callejero para expresar sus ideas y concientizar a la sociedad, a partir de afiches y grafitis.
Otra personalidad a destacar en esta lucha es Ruth Harrison, quien fue una de las primeras personas en alzar la voz y poner sobre el tapete la crueldad en sistemas intensivos de producción en los años 60 (no existían las redes sociales ni las herramientas tecnológicas que permiten hacer masivo un reclamo). De hecho, escribió el libro "Máquinas animales".
Teniendo en cuenta que Argentina es un gran consumidor de animales y un "paraíso" de la carne (décimo consumidor de carne del mundo, según Naciones Unidas), parece una lucha de hormiga la de las organizaciones. No obstante, las convicciones de los vegetarianos y veganos hacen que su marcha sea incesante.