La detención de Marcelo Balcedo y su esposa por presunta evasión fiscal y lavado de dinero es uno de los temas que más escándalo ha generado en los últimos meses. En prisión desde principios de enero, ambos viven realidades muy diferentes.
Por un lado, el sindicalista se encuentra detenido en la cárcel central de Montevideo, una de las que cuenta con las mejores condiciones de reclusión en Uruguay. Comparte su celda junto a otros extranjeros, en un lugar que según fuentes judiciales es "agradable y limpio" y tiene "varias comodidades".
"Si bien estar preso no es lindo para nadie, a Balcedo se lo ve tranquilo. Como es lógico, oscila en el tema anímico, pero en líneas generales se lo nota fuerte. Su mujer, que hoy está en una cárcel común con presas comunes, es hoy su mayor preocupación", le contó a Clarín una fuente vinculada al caso.
Por contraparte, Paola Fiege la está pasando bastante mal. Luego de haber pasado por las prisiones de Fray Bentos y de Campanero, la mujer fue trasladada a la cárcel de mujeres de Montevideo, una de las más violentas del país, donde a principios de este año se registró un motín.
"La mujer, que comparte celda con otra reclusa, vive con gran angustia esta situación. De buenas a primeras se encontró con un mundo violento, totalmente desconocido para ella", relató otra fuente. "Anda, además, muy bajoneada porque desde el 4 de enero, fecha en que la detuvieron, no vio más sus hijos", añadió.
El penal donde se encuentra Fiege cuenta con deplorables condiciones edilicias. Además, la esposa del sindicalista ya ha sufrido varias amenazas del resto de las reclusas, que la hostigan constantemente y hasta han llegado a pedirle dinero.