La odisea de tratar con gente difícil

Los hombres y mujeres peliagudos abundan en este mundo. Estrategias para mantenerlos a raya.

La odisea de tratar con gente difícil
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La reunión marcha bien. La mayoría está de acuerdo en que es primordial cambiar el caño de agua de la planta baja. Pero, de repente, pega el grito el del 4° "C": él prefiere que antes se pinten los pasillos o se arregle la medianera de la terraza o cualquier otra cosa; el gran tema es que lo dice de modo taxativo y sin dejar que nadie intervenga. Una vez más, la reunión de consorcio se transforma en un griterío infernal, con dedos acusadores, ceños fruncidos, nervios alterados y ninguna resolución.

Situaciones de este tipo, desagradables, pueden darse en un edificio, pero también en la escuela, en la oficina, en un comercio y en la propia familia, porque personas provocadoras o difíciles de tratar hay en todos los ámbitos. Algunas alzan la voz y otras contradicen a todos o les da por buscar el lunar en la panza de una mosca. Para colmo, muchas veces no nos queda otra que vincularnos con ellas.

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