Tiene una guitarra en la mano y todavía lleva puesto su pijama. Salió corriendo como pudo, segundos después de que su vecino lo despertara a los gritos en medio de la noche. El fresco de la madrugada le congela los pies a Vitico que con la mirada perdida observa como su mítica casa en el Delta arde en llamas. Era una herencia familiar y parte de la historia del rock nacional ya que allí, rodeados de selva y agua, ensayó en su última etapa de Riff, la recordada banda de Pappo. Casi a los 70, sin casa, sin ropa y ni siquiera recuerdos... “Parecía que yo ya estaba terminado pero fue al revés. Algún amigo mío me dijo: ‘¡qué mochila te asacaste de encima!’ y tenía razón porque fue mucho más grande la alegría por la solidaridad que me demostraron amigos, familiares y fanáticos en ese momento que todo lo malo que me pasó. Me hizo sentir tan bien que superó la posible tristeza por una pérdida material. Lo material va y viene pero uno tiene que estar bien con uno mismo y yo estoy mucho mejor que antes. Dejé de estar aislado”, cuenta este bajista que formó parte del surgimiento de toda la movida pesada en el rock nacional y junto a Pappo, JAF y tantos otros es un referente para varias generaciones. Aunque recién ahora, a punto de entrar en su séptima década, afirma estar “en el lugar que siempre soñé”.
¿Te costó hacer ese cambio de mentalidad y poder soltar lo material?
No, pero tampoco me quedó más remedio. Lo que pasó pasó (en marzo de 2016) y no arreglo nada lamentandome, no se puede volver atrás y de ahí en más una actitud positiva es lo único que sirve, ningún lamento por lo que no se puede arreglar. Tengo un tema que se llama “No hay que aflojar” en este disco nuevo que describe lo que pasó. Nunca pensé que iba a tener una desgracia semejante pero tampoco que iba a poder salvarme de un incendio y entrar dos veces a rescatar cosas. Fue un envión total para mí y para mi carrera: desde ahí me llamaron amigos, me dieron un estudio para grabar y me puse las pilas.
Renovado, sacó “Equilibrio”, lo presentó en Vorterix y empezó a tocar para, de a poco, ir recuperandolo todo. Recorrió los escenarios que pudo, hace unos días tocó en el Solid Rock Festival como telonero de Deep Purple y el sábado cierra su gran año, desde las 20, en Niceto. “Cerramos un año muy intenso, con disco nuevo y tocando con mi hijo Nicolás (forma parte de la banda de Rich Robinson -ex Black Crowes- y estuvo de gira por Estados Unidos y Europa) que estará por unos meses en la banda, lo que me da mucha felicidad. En febrero voy a ir a Cosquín y esto sigue adelante. Esta alegría va a quedar Vitico. Tras el incendio en su casa, en 2016, volvió a empezar: sacó un disco, tocó en todas partes y acaba de abrir el show de Deep Purple. El sábado cierra su gran año en Niceto. “A los 69 años estoy en el lugar que siempre soñé”, afirm FOTO: DI demostrada en el show. El objetivo es que la gente se vaya contenta, ése es el ideal y creo que se cumple porque, escuchá, en el Solid Rock vino el guitarrista de Cheap Trick y me dijo que la banda que mejor sonó en el Festival fue Viticus. Creeme que después de toda mi carrera abrir un show para Deep Purple me hace muy feliz. Me hace sentir que no fue nada en vano y que estoy en el lugar que siempre soñé”.
¿Y se puede explicar este gran momento que pasás? ¿Cuál es el secreto de tu vigencia?
La constancia, el deseo, el esfuerzo y el merecimiento. Cuando hacés las cosas bien a lo largo de tu trayectoria hay más posibilidades de que siga todo bien y seguir vigente. Yo pienso que todos los días todos tenemos que mejorar un poco en algo de lo que sabemos hacer. Si cada uno hiciera eso, todo estaría mejor. Tengo esa esperanza, esa ilusión de que todos empecemos a hacer mejor lo nuestro. Acá tenemos a los políticos y los jueces que si empiezan a hacer las cosas mejor cambiaría todo. Ahora por ejemplo se empezó a saber quiénes son los buenos y quiénes los malos en el país y me refiero a honestidad y buena intención. En este momento lo que pido es honestidad y buenas intenciones.
¿Le creés a alguien vos?
Hay una necesidad de hacerlo porque no podemos descreer de todo. En todo caso estamos con el mal menor, pero muy menor eh. Podríamos estar más o menos como Venezuela en estos momentos. Por supuesto que falta mucho, pero podríamos estar mucho peor. Es como decir “es lo que hay”, pero yo tengo esperanza de que las cosas de a poco van a ir mejorando.
¿Cómo ves toda la politización que vive el rock? ¿Quién dijo que se ha politizado?
Yo con Viticus tengo una regla: nosotros nunca hemos aceptado nada. Nos han hecho ofertas de los dos lados pero nunca tocamos con una bandera política atrás. Que haya otros que se hayan hecho los socialistas cobrando 10 mil dólares por mes para respaldar un gobierno, y me refiero a Fito Páez, es otra cosa. Ellos politizaron al rock, pero por 10 lucas verdes por mes y eso me da asco. Él dijo que la mitad de los porteños le daban asco, a mí él me da asco porque cobró para hacerse el socialista. Y hubo más bandas que se metieron en esa cosa tan fea. Resulta que banditas que no pasaban de cobrar 20 lucas por show después cobraban 200 mil... y ¿qué opino? Me da asco. Yo estuve fuera de eso, nunca lo hice porque no corresponde. Todos sabemos lo que pasó y lo que pasa ahora, algún día tiene que empezar a aclararse todo. En un par de años vamos a estar mucho mejor, esto era un desastre y lo dejaron a propósito muy mal. El gobierno actual no me gusta pero al lado de lo otro son “La Familia Ingalls”.
Volvamos a la música. ¿Cómo es tocar con tu hijo? Es extraño. Está el asunto generacional y así como mi padre, cuando yo era chico, me pareció un boludo, con el tiempo me di cuenta de que era un genio. Espero que a Nico le pase lo mismo, para mí es un placer tocar con él. ¿Sos bueno para poner límites? Sí, si no hubiera puesto límites en mi vida no estaría vivo. Por lo menos yo creo que hoy estoy bien. Después de tanto tiempo en esto me alegro de sentirme lucido y útil.
Para coronar su gran año, el Canciller del rock se presenta el sábado a las 20 en Niceto Club (Niceto Vega 5510). Allí recorrerá “Equilibrio", su último disco de estudio y lo mejor de su extensa trayectoria que lo tuvo como bajista de Riff en la década del 80. Antes, la banda Mambonegro calienta la velada.