Los teléfonos celulares estarán prohibidos en todo el perímetro de las escuelas primarias y colegios - que ocupan a chicos de entre 6 y 15 años- a partir del próximo año lectivo en Francia, anunció ayer el ministro de Educación, Jean-Michel Blanquer. "Estamos trabajando sobre la cuestión, que podría asumir diversas modalidades", declaró. "Es posible, en efecto, que los teléfonos sean necesarios por cuestiones pedagógicas o situaciones de urgencia. Pero, en todo caso, es preciso que los celulares se vean confinados", precisó.
La prohibición de los teléfonos portátiles en escuelas y colegios fue una promesa de campaña del presidente Emmanuel Macron. Pero, como todo aquello que toca a la educación en Francia, el anuncio provocó un instantáneo debate nacional.
Por un lado, cada vez son más los maestros que se alarman de esa "plaga" y de "la guerra sin fin" que representan los celulares en la escuela.
Más de ocho adolescentes de cada diez estaban equipados de un smartphone en 2015, contra 20% en 2011, según un estudio de la Educación Nacional. Y la tendencia gana la escuela primaria, donde los chicos comienzan a utilizarlos a veces a partir de los 9 años, cuando empiezan a ir solos a la escuela. La explicación de los padres es que ellos mismos se sienten tranquilos, sabiendo que pueden contactarlos en cualquier momento.
Mientras muchos padres y profesores aplauden la medida, otros la critican. La aplicación de la medida no será nada fácil. Hoy en día los profesores no pueden "confiscar" un teléfono cuando notan que un alumno lo está utilizando en clase o en algún pasillo o recreo del colegio.